Manifiestos apasionados del fútbol. 2 de n/.

18.03.2022 00:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

Manifiesto… que aprendí a dar al balón con las dos piernas, jugando con una pelota con la que repetía golpeos y golpeos contra una pared que te devolvía el esférico y volvías a controlar, y otra vez vuelta a empezar. Parece rudimentario el método, pero creo que es una de las fórmulas más baratas y sencillas, histórica. 

Manifiesto… que también aprendí a hacer paredes, ya lo escribí en “Apología del fútbol”, contra una tapia llena de zarzales ubicada en “El Reformatorio” de Tejares, con aquellos niños desprotegidos aprendí a jugar a la pelota y también al fútbol, a compartir los bienes escasos, a soportar el dolor en el golpeo de un balón de badana con aquellas zapatillas de goma incluso las cortadas, rozaduras y moretones que nos hacíamos en la tierra.

Manifiesto… que en mi etapa de futbolista juvenil siempre tuve la preocupación de dominar el golpeo de cabeza, recuerdo haber realizado múltiples circuitos en torno al larguero de una portería, tomaba de referencia su altura de 7,32 metros, saltaba “a llegar” en horizontal, y en el cenit del salto giraba la cabeza para golpear balones imaginarios… Hasta que encontré una determinada soltura y compensaba la mediana altura física con la técnica de salto.

Manifiesto… que cuando entrené a niños y juveniles, mi afán siempre fue que los chavales aprendieran a dominar la pelota y no volverse locos a dar vueltas al campo ni a realizar “esprines” que de manera natural se podían hacer cuando jugábamos “partidillos” con balón y contra otros compañeros, lo que le añadía eficiencia técnico-táctica.

Manifiesto… que siempre hice todo lo posible por prescindir en mi equipo de los mejores jugadores que procuraba recolocarlos en equipos de superior categoría donde debían progresar a futuro. Así fue siempre como recordarán: “Copi” Alonso, Nacho Goyenechea, Pedro, Sebastián Camoiras, José “Gemelo”, Domingo de Paz, Paes, Requejo, Román, etcétera.

Manifiesto… que el fútbol sigue siendo complejo y no solo porque se juega con los pies. En todo caso, hay fórmulas para simplificarlo y en esa búsqueda encontramos la mayor complejidad. Si bien, en los últimos tiempos el juego se ha ido haciendo “churrigueresco”, rebuscado, por la dejadez de los árbitros al no llevar la iniciativa de las decisiones fundamentales y cederle todo el protagonismo al VAR. (Regido por otros árbitros que analizan el fútbol a cámara lenta, un error garrafal).

Manifiesto… que los entrenadores de los equipos de fútbol son personas muy presionadas por la obtención de objetivos numéricos. Vemos que las tácticas, las estrategias, los fundamentos, y principios fundamentales están contribuyendo en todo momento a conseguir los tres puntos mientras que el juego en sí mismo acaba siendo lo de menos.

Manifiesto… que existen equipos clasificados por debajo de la mitad de la tabla que, sin embargo, practican un fútbol muy organizado, intencionadamente combativo, sin renunciar a fundamentos de elaboración de jugadas con el balón de por medio. Eso tiene mucho mérito pues, con pocos medios, superan la presión ambiental y respetan ciertos cánones del fútbol.

Manifiesto… que siempre fui amigo de la labor de cantera en los equipos, pero no admito las justificaciones políticas engañosas cuando no se concretan la continuidad de los jugadores jóvenes en las plantillas principales de los equipos. Es curioso, pero una realidad, que ningún entrenador de primera plantilla tenga registrado en su contrato un incentivo sustancial para aflorar precisamente a esos valores jóvenes que, casi siempre, acaban cedidos en otras categorías del fútbol.

Manifiesto… que pocos equipos tienen un mandato aceptado por la Junta Directiva para hacer crecer deportivamente a jugadores con potencial. De hecho, la mayoría de las canteras están regidas y alentadas por los propios entrenadores “amateurs” de esas categorías que se esfuerzan al máximo, pero sin ningún apoyo, ni moral ni económico, con muy poca capacidad de decisión al primer nivel.

Manifiesto… que resulta excesivo que niños de menos de 15 años ya sean subastados por sus agentes entre los clubs de fútbol, a veces simplemente porque le “dan bien de uña” al balón; sin haberse educado, sin haber crecido deportivamente, sin que decidan ellos mismos sino sus padres que parecen haber encontrado “el becerro de oro”. 

          18. marzo. 2022.