EDITORIAL: "REGATEAR O CONDUCIR. TOCAR EN CORTO O PASAR EN LARGO..."
Cada acción específica a su tiempo. No debemos aferrarnos a una norma fija porque condicionaría los hábitos, limitaría las cualidades de los jugadores. Cada momento del partido tendrá su decisión y requerirá una acción adecuada. Un partido de fútbol es multitarea, multiacción Porque actualmente los jugadores apenas conducen, ni tampoco regatean. Enseguida aparece el entrenador echando broncas El regate puede ser un mal hábito siempre que se utilice para lucimiento personal; o para retrasar los avances del juego perjudicando al equipo o a los compañeros si no se combina con ellos. Pero también el toque puede ser un mal hábito cuando se confunde el partido con un rondito.
Sin embargo, bien utilizados tanto el regate como la conducción, son fundamentos muy válidos para jugar bien al fútbol. Tanto el regate como la conducción son vías alternativas de penetración cuando las defensas contrarias se cierran. El regate es un excelente recurso en zonas difíciles de conquistar. De lo contrario, también habría que practicar otras alternativas para romper la resistencia de un equipo. Por ejemplo, la conducción del balón buscando posiciones de dos contra uno, hacer paredes cortas con la acción de pasar y seguir (tuya-mía), el tiro de distancia, etc., son acciones irrenunciables. Quizás estamos exagerando la nota con el juego de posiciones. En el fútbol, es indudable, el pase es lo más importante del fútbol. Incluso Guardiola le decía a Angel Capppa en su libro ¿Y el fútbol donde está ? que el gol perfecto no incluía ningún regate, todo eran pases, ese sería el gol soñado.
Pero si al fútbol le quitas las conducciones y los regates le faltaría algo importante. Discrepo personalmente de que el fútbol solamente sea una secuencia de pases. Echo en falta aquel fútbol de siempre cuando el lateral derecho recibía el balón sin oposición, se perfilaba de manera que orientaba el balón dándole dirección para salir conduciendo a toda velocidad; del mismo modo que si el interior, o el extremo de ese lado apoyaban, el defensa lateral salía tocando y corriendo hacia adelante a recibir para continuar nuevos desmarques. Y el juego progresaba de una manera encadenada, mezclando conducciones, regates y pases
Porque mientras el balón se combinaba entre varios compañeros se iban encontrando los movimientos de los jugadores que llegaban desmarcándose por detrás del balón, buscando espacios libres. Creo que ahora se han aprendido el mismo manual los entrenadores y jugadores, tengo la impresión de que se ha viciado ese proceso, se ha hecho rutinario y previsible. Actualmente, ya sabes lo que va a ocurrir cuando el lateral, el centrocampista, o el punta reciben el balón. Según les llega, sin más preámbulos, lo devuelven al mismo jugador que se lo ha entregado. Y allí se permanece parado en el mismo lugar. La rutina, el encarrilamiento de los movimientos del jugador y del balón, me parecen un error.
Otro amaneramiento actual es que de los dos centrales, ninguno de ellos sale conduciendo hacia delante sino que siempre busca a un medio centro que, para más abotargamiento, llega a recibir a un metro de ellos. No digamos cuando la mayoría de los laterales se han quedado amarrados a su propio campo, ya sea con balón o sin él, siguiendo indicaciones del banquillo. Todos aburridos como ostras, todos en posiciones fijas. Al final, cuando alguien siente la presión del contrario, se quitan el balón de en medio lanzando pases largos a los puntas, a lo que salga, o complica a su portero con cesiones aguerridas.
El centro del campo acaba huérfano de balón; como mucho, corren a un posible rechace de la defensa contraria o de uno de los delanteros, intentando siempre actuar en la segunda jugada. Son jugadores de rechace y no de creación de juego. Las instrucciones de la mayoría de los entrenadores juegan con la estadística: Si llegamos muchas veces, tendremos más opciones de estar en el área contraria y algún balón acabará cayendo en la olla para rematarlo dentro de la portería Es el fútbol-lotería. No hay regates, no existen las conducciones; ya tenemos lo que queríamos, pases y pases por doquier.
Recibido el balón sabiendo lo que ocurre alrededor, puedes seguir conduciendo, puedes regatear al contrario que te va a presionar, puedes combinar en corto con una apoyo próximo de un compañero, o puedes jugar largo sobre un desmarque de ruptura de cualquier compañero con posibilidades de conseguir gol. Eso es el fútbol. Claro que dependerá del marcaje del equipo rival pero, en cuanto a la intención de jugar, las simplificaciones pueden degenerar en ¡Cataplún!... ¡Patada a seguir !. Eso nunca será fútbol. Insisto, en pocos segundos en un partido de fútbol, se pueden dar las cuatro acciones: regate, conducción, pase en corto o pase en largo. Y las cuatro acciones encadenadas, todas ellas bien elegidas según las circunstancias del juego, aportarán todas ellas buen juego.
Lo que pasa es que si en la carrera con el balón los contrarios presionan y te la quitan, los entrenadores se ponen muy nerviosos Su preferencia es que el balón se lance en largo y si pierdes el pase en la portería contraria parece que las pérdidas de balón se justifican mucho mejor. Los buenos jugadores transportan el balón, son conductores de balón; y regateadores a su manera: Rivaldo, Riquelme, Ronaldo, Raul, Zidane, Figo, Roberto Carlos También hay selecciones que no utilizan juego en largo: Argentina, Francia, Alemania, Brasil Y son de las mejores.
Tenemos que desechar el estilo de jugador cartero, acarreando el balón con riesgo de pérdidas y entorpeciendo la velocidad de los avances. Conducir a ritmos variados, regatear, tocar en corto y en largo, es una amalgama del buen juego. El fútbol es ilimitado en las elecciones técnicas y tácticas. No hay verdades absolutas Y hay que prepararse para practicar aquellas variaciones útiles.
MAROGAR