El futuro ya ocurrió
Terminan las competiciones de 2025 y su resultado final nos debieran dejar algunas claves que muestren el necesario progreso o tendencia del fútbol actual dominante. Si valorasemos la "Champions League" en los últimos 10 años (2015-2024) el país que más destacaría sería Inglaterra seguido por España. Con 15 apariciones (Manchester City, Liverpool, Chelsea y Tottenham) Inglaterra se distingue. Le sigue España con 13 apariciones (Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid). Alemania seguiría a los otros dos con 6 apariciones (Bayern Münich, Leipzig). Francia continuaría con 5 apariciones (PSG Y Lyon). Italia continuaría con 4 apariciones (Juventus, Inter y Milán).
Podríamos mirarnos en el espejo inglés, cuando el Manchester City empezó a perder en 2025 para sorpresa de todos y no supo retomar en meses la senda de los triunfos por más esfuerzos y disgustos por parte de Guardiola, con una reiteración del juego improductivo, las rutinas tácticas del City dejaron de sorprender, las individualidades acreditadas también fallaron estrepitosamente una y otra vez. Solo había que observar las expresiones de Guardiola para darnos cuenta de que ha estado un tiempo muy desconcertado buscando respuestas que no llegaron, a pesar de sus altos valores técnicos y experiencias.
Por el contrario, el Liverpool había perdido a su entrenador de la pasada temporada (Jürgen Klopp) y sin grandes cambios de estilo ganaron este año la "Premier". La clave de la posible decadencia del City pudo ser por fatiga de ciclo y saturación táctica, dependencia de piezas clave, previsibilidad y falta de hambre... Puede ser un buen diagnóstico al que no se le incorporaron soluciones. Aunque el inesperado vuelo del Liverpool post Klopp, vislumbra un continuismo táctico con variantes, una reinvención emocional, rendimiento coral con jugadores, entre otros clásicos, como Szoboszlai, Elliott o Darwin Núñez con un juego muy vertical, directo y oportuno, sin necesidad de dominar cada pase.
El City mataba los partidos con su dominio técnico hasta adormecerlos, pero eso no siempre garantiza goles como ha quedado demostrado. Mientras, el Liverpool volvió a ser un equipo eléctrico y contragolpeador con la intención clara de arriesgar para ganar. El City perdió su maestría para cambiar el ritmo de los partidos con un pase o un giro inesperado. En cambio, el Liverpool recuperó el latido vital, ese golpe de energía súbita que desestabiliza al adversario. El desgaste del ilusionismo táctico donde Guardiola fue un prestidigitador parece evidente, pero parece que el truco fue descubierto por los ilusionistas menores. Dejó de sorprender, y eso, en fútbol, es mortal.
La no disposición del engranaje de Rodri, por lesión grave, ha sido utilizado por el City para justificar muchos de sus males, pero es evidente que un plan B funcional para reemplazar al jugador más cerebral, posicional y constante del ciclo Guardiola post-Fernandinho no existió. El llamado relojero del City prolongó su ausencia y la defensa quedó más expuesta donde los interiores (De Bruyne o Bernardo Silva) tuvieron que bajar demasiado a armar juego. Un dato simbólico fue que con Rodri fuera del equipo, el City no ganó ni un solo partido importante de la temporada. Mientras tanto, el Liverpool redistribuyó el liderazgo emocional y táctico. City conservó el poder, pero perdió el alma.
Se habla de la reactivación del City, lo cual no debiera confundirse con rearmarlo a golpe de talonario, el problema ya no es de piezas sueltas sino de ecosistema agotado. Guardiola construyó una máquina casi perfecta, pero hasta las máquinas necesitan cambios de engranaje, no necesariamente de motor nuevo. Sin duda, el City precisa de una descompresión del sistema táctico, cierta rotura de automatismos, esquemas alternativos y no tan reiterativos, nuevos liderazgos, Guardiola debe "liberar" a ciertos jugadores para que asuman riesgos e intensidad, en lugar de programarlos para cumplir instrucciones. Igualmente, restaurar el juego interior con un pivote defensivo más orientado a ser un arquitecto con libertad. En suma, el City precisa recuperar el placer de jugar y no solo la obligación de ganar. Quizás, Guardiola, debiera salir de su autoexigencia robótica. Si bien él ha ampliado el período de contratación para varios años más.
El día 6 de mayo de 2025, el Inter de Milán ganó 4-3 al Barcelona (Presunto "mejor equipo del mundo" y, además, "ganador de la Champions in pectore". La triste realidad es que los catalanes perdieron por 7-6 en toda la eliminatoria. Demasiados goles en contra, resultado desmesurado e impensable, propaganda de "excelencia" no confirmada y, ahora mismo, "la culpa la tuvo el árbitro". Demasiada complacencia y poca autocrítica. Del mismo modo, la otra eliminatoria culminó el 7 de mayo, entre PSG y Arsenal, siendo el triunfo de los de Luis Enrique, que ganó los dos partidos con un buen balance creativo y sólido de fútbol, incluso en el último partido con el concurso parcial de Dembelé. Arsenal jugó acartonado y los franceses actuaron con gran flexibilidad y mejor adaptación competitiva.
Sin temor a equivocarme, esta muestra debe considerarse edificante para otros equipos en evolución. Y podría ser un vehículo de conocimiento para la próxima temporada regular de fútbol en 2025/2026. Quedamos a la espera de la final, entre Inter de Milán y PSG francés. Mientras tanto, la Liga española fue ganada por Barça con todo merecimiento, superando las expectativas de primeros de año. Y el segundo lugar para Real Madrid, en una trayectoria calamitosa de lesiones graves de muchos jugadores vitales. Con todo, los platos rotos los ha pagado Ancelotti que no continuará aun teniendo contrato firmado hasta 2026. Del mismo modo, apuntar que "la mejor plantilla del Atlético de Madrid" en muchos años no fue capaz de llegar a los primeros puestos de la Liga con menos diferencia de puntos reales.
Salamanca, 25 de mayo de 2025.