Inspiración para el fútbol con "La Quinta Disciplina"

24.07.2025 07:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

Peter Senge publicó “La Quinta Disciplina y sus preceptos los tuve muy en cuenta en mi vida profesional hace más de treinta años. Para mí, siguen tan vigentes como entonces, gravitando en torno a las “Organizaciones Abiertas al Aprendizaje”, aquellas donde las personas descubren constantemente que cada uno de nosotros es arquitecto de su realidad.

Mi fijación permanente estuvo en el mundo del fútbol, en paralelo con mi vida profesional, sin duda la gestión de equipos humanos es un ejercicio excelente para evaluar su aprendizaje permanente en estas organizaciones. Por otra parte, es sabido que una victoria y sus métodos no garantizan el éxito del próximo partido. De ahí que la actitud de innovación y aprendizaje debe ser permanente.

Hace unos días, el entrenador Arteta del Arsenal decía en una entrevista realizada con Valdano, que el fútbol va a seguir mejorando porque hay entrenadores de mucho nivel dedicados en sus equipos a ese menester. Esa visión positiva rompe las perspectivas viciadas que pululan en el mundo futbolístico y aventuran que “lo mejor era lo de antes”. Personalmente, siempre aspiré a esa evolución positiva, si bien últimamente soy muy escéptico con el actual sistema de arbitrajes, aunque también espero evolucione y recupere la confianza perdida. 

Por tanto, insisto, voy a centrarme en la construcción de un manifiesto futbolístico inspirado en la “Quinta Disciplina” de Peter Senge y sus posibles aplicaciones prácticas en el fútbol futuro:

1. Jugamos para aprender, y aprendemos para jugar mejor. El fútbol no debe limitarse a coleccionar resultados, sino un proceso colectivo de mejora continua. Cada entrenamiento, cada partido y cada error son semillas de evolución. Los equipos que aprenden son los únicos que perduran.

2. La grandeza nace del dominio personal. El verdadero jugador no se limita a cumplir, sino que cultiva su potencial. Su motivación no depende del aplauso externo, sino de una búsqueda interna de excelencia. El dominio personal es entrenar la mente, el cuerpo y el alma para contribuir al equipo con autenticidad.

3. Cuestionamos los modelos mentales que nos limitan. Rechazamos las verdades inmutables del fútbol fosilizado. Lo que ayer era norma, hoy puede ser obstáculo. Jugamos con la mente abierta: un defensa puede crear, un delantero puede pensar, un portero puede iniciar. Todo es posible si derribamos prejuicios y dejamos de aceptar los dogmas que inmovilizan.

4. Construimos una visión compartida, no impuesta. El estilo no lo dicta un solo hombre, lo construimos entre todos. El equipo no es una suma de obediencias, sino una comunidad con propósito. Cuando compartimos una visión, no hace falta gritar: el juego nos une por dentro.

5. El aprendizaje en equipo es el corazón del juego colectivo. No hay pase sin entendimiento, ni presión sin sincronía. El fútbol coral no se improvisa: se cultiva con diálogo, con escucha, con reflexión conjunta. Un equipo que aprende junto, juega de memoria… y siente como uno.

6. Pensamos en sistemas, no en excusas. No culpamos al delantero por fallar, sino que preguntamos por qué no fluye el juego. Vemos el bosque antes que los árboles. Detectamos los patrones invisibles, los bloqueos estructurales, los círculos viciosos. Porque comprender el sistema es el primer paso para transformarlo.

7. El fútbol que aprende no teme el error: lo necesita. El error no es un enemigo, sino un maestro. Un equipo inteligente no castiga el fallo: lo analiza, lo metaboliza y lo convierte en nueva posibilidad. Solo se equivoca quien se atreve a crear.

8. Del resultado al proceso: una nueva mirada. El fútbol que aprende no niega la competencia, pero no se deja consumir por ella. El resultado es una fotografía; el proceso, una película. Jugar bien, crecer juntos y evolucionar como equipo es una victoria más profunda que cualquier marcador.

9. La innovación no es lujo, es supervivencia. El fútbol no está todo inventado. Las organizaciones que no aprenden están condenadas a repetir lo mismo hasta agotarse. La creatividad táctica, la inteligencia emocional y la gestión del conocimiento son nuestras nuevas herramientas de juego.

10. Jugamos con la convicción de que otro fútbol es posible. No uno ingenuo ni romántico, sino uno lúcido, crítico, humano y creativo. Un fútbol que no se conforma con repetir fórmulas, sino que se atreve a reinventarse desde dentro. Porque solo quien aprende, se transforma. Y solo quien se transforma, transforma el fútbol.

Este manifiesto no es una receta táctica, sino una postura vital.
Una invitación a entrenadores, jugadores, formadores y aficionados a ver el fútbol como un terreno fértil para el pensamiento, la mejora colectiva y la reinvención permanente. Por mi parte, además, poniendo el acento en el perfeccionamiento de las labores arbitrales.

24. Julio.2025.