EDITORIAL: "EL AGUANÍS"

27.01.2008 13:42 de  Redacción esFutbol   ver lecturas

Suena a bebida refrescante, sabor dulce, suave, poco alcohólica, en mi juventud la llamaban “paloma” por esa mezcla de anís con agua de color blanco brillante… “El Aguanís” suena a bebida inocua, aquella con la que los bebés suelen echar el aire que se les acumula en las vías digestivas después de una toma de biberón. Además, siendo uno nativo de un pueblo en el que se vendían botijos de barro en las Fiestas de la Virgen de la Salud, también recuerdo aquella mezcla de “aguanís” que se introducía en aquellos recipientes tan particulares para quitarles el mal sabor a barro rojo; o blanco…

Como las ciencias adelantan que es una barbaridad, ahora los niños ya no toman agua de anís de estrella porque se ha comprobado que les producen taquicardias. Sin embargo, sí que las sigue produciendo “El Aguanís” de Raul, un movimiento técnico que este jugador ejecuta a la perfección. Ese instante trascendental asusta a los contrarios y les quita el hipo por el susto que les mete en el cuerpo cuando se libra de su estrecho marcaje y encara la portería...

“El Aguanís”, como acción técnica futbolística, es una mezcla de amague y regate, todo ello encadenado en una misma jugada, con la que consigue liberarse del contrario en menos de medio metro, en un baldosín. El madridista, con la proximidad de la portería, aparenta que lleva la mirada fija en el balón pero con el rabillo del ojo, con su magnífica visión periférica, va conociendo el ritmo de carrera del defensor, yo diría que hasta lo va esperando y tomando información que le facilite el análisis previo y su posterior ejecución perfecta. Forma parte de la ceremonia…

En un momento dado, la sensación que da Raul es que va a tirar a puerta y cuando el defensor se precipita a cortar la acción queriendo interponerse entre el balón y la portería, acelerándose al máximo para llegar al corte salvador, Raul acompasa la acción con un regate hacia dentro con su pierna hábil, la izquierda. Pero el defensor, casi nunca, llega a la interceptación. En realidad se aprovecha de su impulso desesperado, más bien. Una vez que el defensor pasa de largo “tragándose” el amague, normalmente rastreando al suelo, Raul justo en ese momento acelera de nuevo para buscar la portería y tirar a puerta sin ninguna oposición.

Por lo que, insisto, “El Aguanís” no es un regate directo sino que el ejecutante se aprovecha del impulso descontrolado del defensor; y cuando se ha caído al suelo, o ha saltado impropiamente, creyendo que iba a neutralizar el tiro original, ese retardo es aprovechado para la penetración consiguiente. Dicho queda, en el susodicho regate colabora el defensor de manera inestimable. Por eso, insisto, el ejecutante siempre lo espera, lo provoca, lo amaga, lo encela, le hace creer que va a llegar al balón; luego le amaga el tiro y a partir de entonces todo transcurre con la máxima suavidad hasta la explosión máxima, el gol.

Recordamos aquella jugada de “El Aguanís” que le hizo a Vítor del Vasco de Gama, en 1998, Copa Intercontinental. El defensa derecho brasileño se pasó de frenada, como en los dibujos animados. En su extensa carrera, viniendo de izquierda a derecha, Raul enfrentó al portero con la zurda y le hizo un amague de tiro que, en décimas, convirtió en un regate horizontal al espacio, envolviendo muy leve la pelota en la curva interna del pie. El portero se quedó en el primer embuste y ya no regresó, salvo para sacarla de las redes. Tampoco debemos olvidarnos de aquel otro “Aguanís” que le hizo al jugador López, del Atlético Madrid, por dos veces en la misma jugada, una de ellas ya muy próximo y saliéndose casi por la línea de fondo; nunca mejor dicho que el defensor estuvo a punto de romperse la cintura…

Es curioso el origen del regate. “Cuando jugaba de niño, mi padre me daba un “aguanís” cada vez que hacía un regate”. Por lo que el padre de Raul fue el que bautizó a esa jugada, incentivando ya por entonces el carácter y la mentalidad de goleador, siendo aún pequeñito. Y, seguramente por ese y otros detalles, forjó la mentalidad de uno de los mejores delanteros del fútbol español; y no sólo por esta maravillosa acción…

MAROGAR