"11 RAZONES PARA ODIAR AL FÚTBOL"

18.01.2011 21:06 de  MAROGAR .   ver lecturas

          Estas razones no tendrían sentido sino se complementasen con las otras “11 razones para querer al fútbol”. En el fondo, tanto el amor como el odio nos aproximan al fútbol en grado superlativo. Porque este deporte, que entusiasma nuestras vidas todos los días de una temporada, nos mantiene en el filo de los sentimientos más ancestrales. Quizás, por eso, dicen, el amor y el odio conviven en sana armonía y competencia, lo que en el fútbol es un factor multiplicador.

1. El fútbol es odioso, muchas veces, por las incongruencias que acumula. Aunque será difícil, muy difícil, que aquel estado de ánimo supere al amor que le profesamos. La primera alarma la apuntaba Benjamín Disraeli: “¡Confiamos demasiado en los sistemas y muy poco en los hombres!”

2. “El que hace una pregunta parece tonto por cinco minutos, el que no la hace es tonto toda su vida”. ¿Por qué los padres de niños futbolistas, de entre doce y trece años, ya piensan en sus hijos como si fueran vacas lecheras a las que ordeñar? ¿Por qué dejan la formación académica de sus hijos en un segundo plano? ¿No son odiosas dichas actitudes paternales?

3. Odio la farándula de esos torneos infantiles, de primer nivel, que se llenan de ojeadores y periodistas interesados en alabar demasiado y subir ya a los cielos a las figuras en ciernes. Todos juegan a ser descubridores de talentos. Y a las primeras de cambio les hacen preguntas insensatas como ésta: “¡Tú vas a ganar mucho dinero…! ¿Quién es tu representante?”

4. Resulta abrumador que los jóvenes futbolistas, recién salidos del cascarón, lleguen a los campos de fútbol con unos “cascos” que les tapan casi la cabeza, subidos los cuellos de las camisas como “chulitos de barrio”, luciendo en las manos sus IPod, MP4, u otro tipo de tecnología de vanguardia. Por supuesto, luciendo en sus manos varios pares de botas de colorines regaladas por la casa patrocinadora. Odio a los hombres anuncio generados ficticiamente, esos fetiches de feria en los que convierten a niños equivocados…

5. En los campeonatos de niños, las derrotas originan auténticos dramas, el que más llora es el más entrevistado… Llega el motivador de turno y le suelta: ¡”Tú, tranquilo, chaval que eres muy bueno… Te vas a forrar jugando a esto…! ¿No es odiosa esta visión y realidad de nuestro fútbol?

6. Odio a los clubes que fichan plantillas enteras en un año; reniego de las aficiones que no se preocupan de la economía de sus clubes; odio a los directivos o entrenadores que apartan a jugadores profesionales con contratos en vigor y en el año anterior los ficharon a bombo y platillo… Son odiosos los que viven el fútbol por encima de sus posibilidades.

7. Lamentable es que tus propios aficionados te piten en el campo, te vituperen porque un partido se perdió; o un penalti no llegó a entrar en la portería contraria. Por eso, algunos jugadores españoles ponderan a los ingleses ya que en aquel país valoran la educación deportiva y el respeto por los profesionales. Sabemos que en España “Es más sencillo desplazar un río que cambiarle su carácter”.

8. “Todo reverso tiene asimismo su reverso”, dice el pensamiento zen. Es posible que el fútbol nos siga dando razones para odiarlo, aunque lo seguiremos disfrutando a distancia, viéndolo por las televisiones. Precisamente éstas provocan espejismos en los equipos porque su dinero acabará siendo su perdición, “Hay amores que matan”. A ver si se cumple aquello de “Cuanto más grande es el caos, más cerca está la solución”.

9. El fútbol tecnológico nos haría odiar el fútbol. La técnica acabaría controlando el propio espíritu del fútbol. No concibo, aún, balones con cascabeles electrónicos, ojos de halcón, televisiones inteligentes que controlan el global de movimientos de los futbolistas, imágenes empaquetadas que servirían para resolver el partido seis meses después de finalizado. Y todo acabaría en confusión permanente, allí donde nadie estaría de acuerdo con nadie…

10. A mí no me parece tan grave que un árbitro se equivoque y no conceda un gol, si surge muy de cuando en cuando. Lo mismo que no todas las infracciones de tráfico se sancionan, ni tampoco se castigan todas las acciones cuando se tiran papeles en plena calle, escupimos en el suelo o aparcamos en zona prohibida… Que yo sepa, nadie pide controles electrónicos para todas nuestras actuaciones como ciudadanos…

11. Odio al fútbol porque lo quiero. Lo critico. Lo aliento. Lo analizo. Lo pondero. Lo llevo en la sangre. Y lo odio, amablemente, como a ese hijo que te gustaría que fuera perfecto, que no tuviera mácula, ni defectos, y que obedeciera a todas tus recomendaciones. Pero, sin duda, lo que nunca le perdonaría al fútbol es que se convirtiera en algo que no es fútbol, que fuera una manifestación fanática, racista, nacionalista, o exclusivista… Porque el fútbol no les pertenece a unos pocos por más dinero que tengan. El fútbol es de todos…

MAROGAR (Enero.2011)