"JUGADAS ENSAYADAS"
En fútbol, la estrategia se identifica con aquellas acciones que se ejecutan a balón parado; mientras que la táctica es entendida como la suma de maniobras colectivas para superar las acciones defensivas del contrario y siempre cuando el balón está en movimiento. El management de empresas maneja estos conceptos de manera distinta. Precisamente ahora que el fútbol ya tiene poco de deporte y mucho de negocio, siendo empresas que venden espectáculo de fútbol, lo estratégico sería el “qué” y el “cómo” se concretaría con la táctica. Me quedo con la precisión de Juanma Lillo: “Ante dos jugadores normales, iguales, lo que les hará desiguales a la hora de jugar es la táctica, es decir, la interpretación del juego, la capacidad de seleccionar el lugar y la capacidad de seleccionar el momento. Por eso lo más importante es la táctica”.
Es proverbial el énfasis que los entrenadores ponen en las tácticas defensivas, mientras que las maniobras atacantes se dejan a la creatividad individual. Paradójicamente, en las jugadas de estrategia se preparan mucho más los movimientos atacantes justo lo contrario que en la táctica. Vemos en la realidad que un gol de estrategia provoca una inusitada admiración siempre, tanto por sus ejecutantes como por los espectadores. Los gestos son siempre de admiración: “¡Es que la jugada estaba ensayada…!” Por el contrario, el equipo que recibió dicho gol debe enfrentarse a un inevitable desdoro futbolístico. Y se oye de nuevo: “¡…Era una jugada ensayada!”, repitiéndose la misma en televisión docenas y docenas de veces.
Menotti y entrenadores de su escuela no dedican apenas tiempo a la estrategia, según ellos se pierde mucho tiempo necesario para el entrenamiento de la táctica. Cruyff aportaba la “solución Alexanco” y bastaba con echar el balón a la olla para rematarlo de cabeza. De hecho, en defensa, la recomendación a los “bajitos” Sergi y Ferrer era que molestasen al contrario sin necesidad de saltar. ¿Para qué iban a saltar si nunca llegaban al despeje? El resto de acciones estratégicas solían ser la expresión individual del jugador especialista y quedaba a su exclusiva resolución. En su etapa del Valencia, el entrenador Rafa Benítez implantó la defensa en zona en los saques de esquina y su equipo recibió goles a mansalva. Seguramente, en el Liverpool, sus jugadores tenían otras condiciones atléticas y estaban más acostumbrados al juego aéreo; supongo que ocurrirá lo mismo en el Inter de Milán. El entrenador Capello prefería simplificar las soluciones y decidía siempre fichar a hombres muy altos en defensa incluido el portero (El lateral izquierdo Roberto Carlos fue una gloriosa excepción porque tenía otras magníficas cualidades). De hecho, el modelo ideal de cancerbero para Fabio Capello es un profesional que mida más de 1,90 metros. Con tales premisas no precisaba de entrenamientos específicos en el juego por arriba.
Existen otras fórmulas como la de Radomir Antic que ensaya con ahínco las jugadas de ataque pero, en defensa, la mejor recomendación a los suyos es que no cometan faltas cerca de su propia portería, ni cedan córneres innecesarios. La regla de tres es bien sencilla, si no quieren recibir goles no deben cometerse faltas al borde del área de penalti. Es una manera de jugar al porcentaje, positivamente. Un dato objetivo, sorprendente quizás, es que el Barcelona de Guardiola recibió ocho goles en faltas laterales y córneres en la temporada 2008/2009 pero perdió muy pocos puntos por ello. Y, sin embargo, Guardiola entrena mucho la estrategia. José Mourinho, con reminiscencias de Van Gaal, defiende con los once dentro de su área y con la máxima concentración. Incluso puede conseguir otros subproductos como pueden ser los contraataques eléctricos.
El día 20 de noviembre pasado, en el Real Madrid – Athletic de Bilbao, este equipo tiraba un corner. El balón salió del área propia despejado por Pepe, recibió Higuaín en banda derecha como medio volante, éste condujo a la máxima velocidad y en tres cuartos de campo pasó a Özil que acompañaba en el sector izquierdo, en la posición de interior. El alemán, perfilado y con amplia visión de compañeros y contrarios, sin retener el balón, lo tocó de izquierda y en primera intención, horizontal, sobre la carrera de Ronaldo que llegaba a la máxima velocidad. Control orientado del portugués sin pérdida de velocidad en la acción, siguió conduciendo unos metros más y, con visión panorámica, en la frontal del área, dejando el pie de apoyo un tanto alejado del pie activo, tiró a puerta con la pierna izquierda al costado derecho del portero. Fue un gol colectivo, fantástico. Una obra de arte del contraataque, a partir de una falta sacada por el equipo contrario…
¿Se puede considerar esta jugada como ensayada? Sin considerarse estrategia según los cánones ortodoxos del fútbol, la jugada se fue organizando dentro de la táctica de equipo con unas evidentes conexiones ya entrenadas. Había un marco de actuación y se ejecutó a partir de la inteligencia individual y colectiva del equipo estando el balón en movimiento. Pero, ¿Y qué más da…? Recordemos el segundo gol del Barcelona al Real Madrid, marcado por Pedro, en el partido del pasado 29 de noviembre. La jugada se concretó después de 20 toques de balón hasta que Villa desbordó por banda izquierda y centró desde la línea de fondo para que Pedrito marcase gol con el golpeo número 21. Es evidente que el juego del Barcelona es un ensayo constante, lo único seguro es que Guardiola no les dijo a sus jugadores cuántos toques había que dar a la pelota antes de marcar…
Esa es la ventaja de tener una cultura de juego consolidada, los jugadores pueden llegar a hacerlo casi de memoria y pueden resolver con el balón en movimiento y con la precisión que requiera justo en el momento de descolocación del contrario. Sin duda es mucho más difícil que a balón parado…
MAROGAR (Diciembre.2010)