¿Puede ser bello el fútbol entre tambores de guerra?
“Cada guerra es una destrucción del espíritu humano”. (Henry Miller)
Y no me estoy refiriendo a la película de culto, basada en hechos reales, en la que Pelé conoció a Stallone, Michel Caine y John Huston, titulada “Evasión o victoria”, una película en la historia real del “Partido de la Muerte” en Kiev durante la II Guerra Mundial. Se llega a asegurar que aquella película de fútbol ha sido la más mítica de todos los tiempos. Junto a Pelé también pudimos disfrutar de Bobby Moore, Summerbee, Osvaldo Ardiles, Van Himst, Co Prins, Deyna, Soren Linsted, Thoresen y algunos otros más anónimos. Y la parte futbolística del film aportó una belleza exquisita en jugadas muy notables ejecutadas por los jugadores profesionales contratados, allí pudimos admirar la “Chilena” de Pelé o la “Lambretta” de Ardiles, por ejemplo.
En la actualidad, ha sido el Shakhtar el equipo que ha tenido que conjugar la realidad de la guerra con la competición de “Champions League”. Durante dos años llegaron a jugar en el Santiago Bernabéu y el director técnico, Darijo Srna, dijo: “Invitaría a la FIFA a venir a Ucrania a convivir con las sirenas y las bombas”. Sin duda, un fútbol nada idílico. El Donetsk se convirtió, por razones obvias, en la bandera de Ucrania, un motivo más de orgullo y tintes patrióticos. Su entrenador no pude silenciar: “Estoy orgulloso de este equipo. Para mí son héroes”.
Por desgracia de la “guerra del Dombás”, el estadio fue destruido por los bombardeos y se quedaron sin campo de juego. Los “fans” están repartidos por todo el orbe. Al parecer “el sábado jugábamos contra el Metalist, sonaron las alarmas que alertan de un posible ataque y tuvimos que regresar al vestuario para retomar el partido 15 minutos después. Tenemos que cambiar de hotel, de autocar, entrenamos con sirenas, viajamos con sirenas… Así es nuestra vida a día de hoy y tenemos que aceptarlo… jugamos por nuestros “fans” y por Ucrania”.
Sorprendentemente, como señala Srna, “teníamos 14 extranjeros cuyo valor de mercado estaba entre 150 y 200 millones de euros y les permitieron salir cedidos sin congelar sus contratos… Esto es inaceptable… Hay equipos que se han aprovechado de nuestra situación… Tenemos un presidente ejemplar. Tenía sus negocios en Donetsk y luego sufrió un ataque en Mariupol. Ha perdido más que nadie, entre 10 y 15 millones… pero el Shakhtar es su pasión, su vida, su familia. Paga los salarios puntualmente, nos llama cada día para ver cómo está el equipo… Estoy orgulloso de llevar más de 25 años trabajando con él”, sugiere Srna.
Pero el Shakhtar Donetsk tiene su propia guerra particular contra la FIFA, por cuanto presentó una denuncia en la Comisión Europea contra el organismo del fútbol mundial, la salida de jugadores facilitó la salida de jugadores tras la invasión rusa en Ucrania. También argumenta el equipo ucraniano que la FIFA debería crear un “fondo de compensación para los clubs afectados por la pérdida de ingresos durante el conflicto militar”. De hecho el club compitió sin sus principales figuras internacionales llegando hasta los octavos de final de “Europa League”, siendo eliminados por Feyenoord. En su consecuencia, se cuantifica la indemnización en 40 millones de euros.
Aunque solo fuera por las circunstancias, este fútbol es merecedor de la medalla al mérito, porque las condiciones negativas no hacen decaer el entusiasmo ni de sus jugadores, ni de sus seguidores. Pero, lo más destacado, en un mundo economicista, el aguante moral del presidente que nadie le resarce económicamente de sus pérdidas. Por otra parte, este equipo tiene seguidores que están muriendo en plena guerra por el capricho de un iluminado al que el fútbol no le importa absolutamente nada. Si no respetas la vida de los demás, ¿Cómo vas a preocuparte por el fútbol universal?
Personalmente, me quedo con la máxima de Benjamín Franklin: “Nunca existió una buena guerra ni una mala paz”.
39.abril.2023.