Su filosofía lo confirma: “Yo no hablo de puestos, hablo de funciones. Un defensa es el que defiende, no el que está atrás.” 

En realidad, él no impone dogmas sino que corrige el modelo cuando la realidad lo exige. “El fútbol siempre me desmiente, y por eso sigo observándolo.” Bielsa no enseña números, enseña comportamientos. Cada sistema es un patrón de relaciones espaciales, no una fórmula cerrada. El futbolista debe aprender el porquédel movimiento, no el lugar que ocupa.

La mutación es un signo de inteligencia. Bielsa no marca “por hombre” ni “por zona”, sino por una “relación hombre-zona-referencia”. Cada jugador tiene una responsabilidad individual sobre un rival, pero solo mientras ese rival permanezca dentro de su espacio de influencia. Cuando el oponente sale de esa zona, la marca se transmite al compañero siguiente. Es una especie de cadena humana de vigilancia y coberturas. “Yo creo en las responsabilidades individuales dentro de un sistema colectivo. Si nadie tiene nombre propio, todos son culpables o inocentes a la vez.”, (Marcelo Bielsa, dixit).

El antiguo marcaje hombre a hombre era rígido, perseguidor, y descoordinado (cada uno iba tras su marca, rompiendo líneas), que Bielsa convierte en un sistema hiperactivo, solidario y sincronizado. Además, se preserva la estructura del equipo y el marcaje se transforma en una forma de presión orientada y colectiva. Si lo tildásemos de “anticuado”, Bielsa nos responde que el fútbol moderno no ha inventado nada mejor, solo le ha cambiado el nombre.

Bielsa usa el término “zona geográfica” con precisión casi cartográfica y divide el campo en “cuadrantes de responsabilidad”. Cada jugador domina un espacio y, dentro de él, a un oponente específico. No hay persecución, sino vigilancia condicionada. Si el rival se aleja más de cierta distancia, el jugador no lo sigue: “lo entrega”. Si entra en su cuadrante, lo enfrenta con intensidad total. La presión sostenida siempre sin perder orden posicional. “Una defensa que corre riesgos para pensar en atacar, no en conservar”. Lo que otros llaman “marcaje mixto”, Bielsa lo eleva a un principio ético: responsabilidad personal dentro del esfuerzo colectivo. Todo el edificio táctico se mantiene como una ética del juego más que una estrategia defensiva. Y una nueva insistencia de Marcelo Bielsa: “Marcar no es perseguir: es interpretar el movimiento del rival dentro del espacio que te pertenece.” 

Debemos reconocer a Bielsa como una figura filosófica del fútbol por cuanto encarna la figura del “filósofo-practicante” del juego. Por supuesto, no se refugia en el discurso, sino que lo aplica; no busca seducir, sino convencer con método; entiende el fútbol como un territorio moral donde la manera de ganar define el valor de la victoria. Pertenece a esa historia de los que cambiaron la forma de pensar el juego cosa rara en el fútbol contemporáneo tan preocupado con el resultado y no por la autenticidad del fútbol practicado. “Prefiero que me recuerden por haber hecho jugar bien, no por haber ganado mucho.”

Con todo lo señalado una última reflexión a este respecto. Un entrenador con esta personalidad tiene el riesgo de “arrastrar” adhesiones por cuanto no es fácil enfrentarse a sus argumentos y contradecirle, por lo mismo su entereza en la defensa de sus ideas puede dar lugar a que “sus ideas sean dogmas” y, sin embargo, no es rigidez lo que muestra en sus planteamientos por más que lo parezca. Ya lo hemos indicado anteriormente: “Bielsa no enseña números, enseña comportamientos”.

Solo hace unas fechas que Bielsa se declaró avergonzado por la derrota de Uruguay por 5-1 en un partido amistoso contra Estados Unidos, pero el técnico argentino no renuncia y dice que tiene la misma fuerza de siempre de cara al Mundial de 2026. “Perder 5-1 no es un episodio que se pueda ignorar, uno se siente avergonzado cuando se producen resultados de este tipo, pero lo que uno hace es analizarlo en lo personal y luego compartir las preguntas que surgen tras una actuación tan negativa”. Con su personalidad exigente, en la rueda de prensa, Marcelo Bielsa llegó a reflexionar: “Yo soy tóxico y relacionarse conmigo empeora al que se relaciona conmigo”. “¿Saben en que se basa esa conducta? En el miedo. Uno no disfruta por ganar. Teme por perder mucho más de lo que disfruta por ganar”. “Hay tipos tóxicos que sólo even el error, que demandan, que nunca están satisfechos con nada… Lo vivo como un carma”.

Salamanca, 11 de diciembre. 2025.

Sezione: Editorial y Opinión / Data: Jue 11 diciembre 2025 a las 08:15
Autore: MAROGAR .
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