Los intelectuales saben de fútbol y, también, explicarlo.

31.07.2019 00:00 de MAROGAR .   ver lecturas

“¿Te ocurre algo en especial cuando un equipo denominado chico le gana a uno grande?”(Anónimo).

             “Es muy interesante entender una época a partir de cómo la gente se divierte. Si queremos saber realmente cómo fue el imperio romano o el mundo de los incas, tenemos que saber cómo se divertían, y nada explica mejor la industria del entretenimiento en nuestros tiempos como el fútbol, que es el deporte mejor organizado, repartido y explotado en el planeta. Es una forma de conocer lo que somos”, se explica el escritor Juan Villoro. Son palabras mayores para salir de la mera vulgarización del fútbol.

             “La historia de la humanidad es la historia de la evolución del cerebro, el ojo y la mano, y aparentemente los pies son la parte cancelada de nuestra especie, algo que no importa mucho, que damos por sentado. Y, sin embargo, en el fútbol es la parte primordial. El fútbol establece un contacto con la tribu del comienzo, con lo que fuimos al principio, con la horda encandilada por el fuego, las caras pintadas, los símbolos mágicos. Y al mismo tiempo con nuestra propia infancia. El fútbol es un instrumento para que el tiempo retroceda colectivamente hacia la tribu e individualmente hacia el niño. Tenemos mucho de niños cuando creemos en los héroes, cuando pensamos que nuestro equipo es el mejor de todos, cuando nos ilusionamos contra toda esperanza”. “Yo empecé a ver fútbol en los sesenta, e incluso el Barcelona tenía una tradición muy victimista, de que siempre le robaban penaltis, que perdían de mala manera, era un equipo un tanto trágico. Pero a partir de Johan Cruyff, primero como jugador y, sobre todo, como entrenador, se convirtió en un equipo seguro de sí mismo y ganador. Ahí cambió todo, y ahora es un equipo poderosísimo… Barcelona es víctima de sus propios intereses, de sus pugnas. Menciono todo eso porque el Barcelona no es automáticamente el mejor equipo del mundo, se puede acuchillar a sí mismo, puede tomar pésimas decisiones. De hecho, hoy en día, el equipo es un paraíso de la evasión fiscal, lo cual está muy mal, sobre todo en momentos de la crisis española. Hay muchas cosas que te duelen del Barcelona como gestión”.

             Y acaba hablando, como casi todos, de Messi: “Es irreemplazable. Va a ser un momento muy difícil, porque él representa en la cancha a casi tres jugadores. Es algo único, muy difícil de ver. Hay jugadas que empieza como un medio, las continúa como un enganche y las concluye como un centro delantero. Ese tipo de jugador va a ser imposible de conseguir. El Barcelona tendrá que encontrar otras formas de seguir adelante. A mí me preocupa como barcelonista que no se apueste por un sistema tipo Masía… Es más fácil reforzar a los Xavi, a los Iniesta o a los Busquets, que tú los has producido, que a los Messi, que son irreproducibles. Si tú tuvieras una banca con ellos, no estarías mal parado, pero por desgracia eso no es lo que está pasando. Vivimos en un mundo de consumo de celebridades inmenso. Una vez coincidí en el palco del Barcelona con el representante de Nike y me dijo que el gran problema de Xavi es que no vende camisetas. En el mundo del mercado ese es un problema, y para el fútbol también”.

             Juan Villoro escribió “Dios es redondo” y muere por el fútbol. Y me encantó esta reflexión sobre el fútbol de su tierra: “La característica principal del hincha mexicano es que se sabe desentender del resultado. Su pasión no requiere de evidencia, es una eficaz forma del autoengaño. Por eso se resigna con facilidad. El verdadero espectáculo en nuestros estadios está en las gradas, donde el público siempre hace más esfuerzo que los jugadores”. Y sorprende su apasionamiento por el Barcelona, por Guardiola, por Messi, etc. Responde a la pregunta “¿Qué te permite el fútbol? – Cumplir a través de la palabra lo que no logré en la cancha. Fui un esforzado extremo derecho y terminé mis días en la hierba como un lateral de relativa torpeza. Pero la literatura existe para asignarte vidas posibles y ahí le puedes anotar a Brasil en Maracaná, en el último minuto del partido, en claro “off side” y salirte con la tuya”. (…) “Hay un contacto muy emocional con el fútbol, una pérdida de la coraza civilizada, algo de tribu y de infancia loca. Cuando tu equipo mete un golazo, te abrazas con desconocidos en las tribunas a los que repentinamente adoras como hermanos del alma. Y por el contrario, cuando hay una desgracia en la cancha, puedes pasar una semana de melancolía. Esos misterios emocionales son una extraña forma de estar vivo… Si tu hijo es hincha, puedes compartir el fútbol con él a lo largo de la vida. En ese sentido, tu paternidad está garantizada, pero eso también puede ser una limitación, pues de repente sólo hablas de fútbol”.

             Y el escritor se atreve a posicionarse frente a la eterna pregunta: “Habitualmente se discute si es mejor perder jugando bien o ganar jugando mal. ¿Tenés alguna postura al respecto?  - Esa es una falacia. Te puedes resignar ante la derrota (en especial si eres mexicano y más en especial si el rival es Argentina), pero el triunfo es decisivo. Prefiero que el Necaxa gane jugando espantosamente a que sea un maravilloso ballet infructuoso. El romanticismo tiene un límite. Por eso es tan importante la lección de Guardiola, que demostró que la belleza puede ser una forma de la eficacia”. O sea, nada de expresarse políticamente correcto y, aunque sea muy amigo de lo barcelonista, futbolísticamente hablando, Xavi Hernández nunca respondería de esa manera sobre todo últimamente que se está poniendo muy pesado sobre el “fútbol único” que, lógicamente, tan solo es catalán lo cual ya cansa.

             También es interesante conocer su opinión: “¿Te ocurre algo en especial cuando un equipo denominado chico le gana a uno grande?- Es una demostración del heroísmo. Cualquier aficionado sabe que, si Camerún le gana a Argentina, campeón vigente, en la inauguración de Italia 90 eso no significa que Camerún sea mejor, sino que, siendo más débil, estuvo en su día de gracia. El secreto del Cholo Simeone para vencer al Real Madrid como entrenador del Atlético fue decir en el vestuario: “Tenemos que reconocer que son mejores que nosotros”. A partir de ese respeto podían ganar el partido, y lo hicieron”. 

            Y tomo noto para el futuro: “Los cuentos de Fontanarrosa sobre fútbol son la insuperable demostración de que los partidos mejoran con la palabra y que suceden para discutir con los amigos. Ningún partido se juega en Marte y si se jugara, representaría la identidad de sus microbios. Los hooligans no nacieron dentro de un estadio, eran el resultado de la descomposición de la sociedad inglesa, del mismo modo en que la “guerra del fútbol” entre Honduras y El Salvador no sucedió para arreglar el marcador. Se derivó de un partido, pero puso en juego las tensiones entre ambos países. El fútbol es un espejo acrecentado de la sociedad. Lo que fuera del estadio es una chispa, ahí puede ser una hoguera. Las democracias modernas han permitido “zonas francas” para ejercer la corrupción. Una de ellas es el deporte organizado… Si quienes gobiernan el fútbol se desentienden de la ética, por qué habrán de observarla los hinchas en las tribunas. La violencia del fútbol comienza en los palcos y se hace visible en las gradas. Muchos directivos utilizan a las barras bravas para amedrentar rivales y obtener favores políticos. A cambio de “domar” a los suyos, reciben prebendas. El “fair play” debería empezar con una reforma radical de quienes manejan el fútbol. Si los directivos se conducen como “Los Soprano”, no puedes pedir que en las gradas se recite poesía lírica”. 

             Este modelo de entrevistas, de Alejandro Duchini en 2016, “Página 12-Líbero”, quien la formuló aunque desconozco el medio, es un ejemplo de lo que algunos echamos en falta en el fútbol. Es una manera de sentir, de emocionarse, de aprender. Y seguramente podríamos descifrar mucho más las complejidades futbolísticas, dentro y fuera del campo.

            31.julio.2019.