“El falso 9, reinventado”. 16 de n/.
(…) “Dado que no existía una casilla en el formulario con el epígrafe “falso nueve” esperando para ser rellenada, las sucesivas apariciones del “falso 9” pasaron muy a menudo desapercibidas, cuando no resultaron controvertidas o provocaron reacciones de sorpresa o incomprensión. Durante largas décadas nadie comprendió qué significaba el “falso 9”, salvo quienes lo protagonizaban. Ni los periodistas, ni los aficionados, ni los jugadores rivales, ni la mayoría de los entrenadores, llegaron a percibir la dimensión del fenómeno que tenían frente a sus ojos. Es cierto que durante la primera mitad del pasado siglo no existía la veloz comunicación actual y que, si alguien inventaba algo en un rincón del mundo, era imposible conocerlo en todas partes al instante, como sucede hoy. Pero en el caso que nos ocupa, ocurrió de este modo porque nadie estaba esperando dicha innovación. Ni la del “falso nueve” ni cualquier otra del juego.
(…) “El reglamento definió muy bien las condiciones del fútbol desde su origen, pero no ha sido nunca el marco universal que explicara el juego de forma pormenorizada. Han sido los propios protagonistas quienes, mediante su inventiva y sus acciones, han dirigido el proceso evolutivo - de común acuerdo con las modificaciones reglamentarias que se fueron produciendo -, mientras que el marco explicativo siempre se ha diseñado y descrito con posterioridad. Así sucedió con la “pirámide de Cambridge”, con la treta del “fuera de juego”, con la “WM británica” y, por supuesto, con el “falso 9”.
(…) “Tras observar cómo jugaba el Barcelona de Johan Cruyff y también el Ajax de Louis van Gaal, y gracias a su conocimiento enciclopédico del futbol, el entrenador Juan Manuel Lillo confeccionó al detalle la descripción de dicho modelo de juego, al que denominó “juego de posición”. Tras pertenecer al Barcelona de Cruyff y al de Pep Guardiola, y colaborar con él, el profesor Francisco Seirul·lo describió esta especial manera de jugar mediante los “espacios de fase”, que permiten comprender la complejidad de dicho modelo”.
(…) “Así, entrenadores, intelectuales, científicos e incluso periodistas han logrado describir con precisión las sucesivas innovaciones aplicadas al fútbol, aunque ello ha ocurrido siempre a posteriori. Es completamente lógico, pues nunca existió a priori ese marco universal que explicara cómo es el fútbol en toda su amplitud y complejidad. Y así debe ser porque, al fin y al cabo, el fútbol no solo es un ser vivo, sino que es una actividad más líquida que sólida, más informal que rocosa, más gaseosa que pétrea. El fútbol es evolución. ¡El fútbol son ideas!
(…) “La historia del “falso 9” también es una parte de la historia del ser humano, como intuía Albert Camus en su célebre “todo lo que sé de los hombres lo aprendí en el fútbol”. El “falso 9” es el enfrentamiento de la astucia contra la fuerza bruta. Sacar al más fuerte de su trinchera, obligarle a pelear a campo abierto y sin protección, confundirle hasta hacerle perder el equilibrio, reforzar las fortalezas propias, atacar los puntos débiles del adversario, aparecer en lugares inesperados… Conceptos que parecen extraídos de “El arte de la guerra” y, sin embargo, no son más que los mandamientos básicos del “falso nueve”. La evolución táctica nos mostrará que el “falso 9” se ha ejercido con acierto y eficacia dentro de la “pirámide” y también en el interior de la “WM británica”; en el juego ofensivo, pero también como parte del defensivo “cerrojo suizo”; en equipos de mentalidad proactiva y, asimismo, en otros de carácter reactivo. La función del delantero centro mentiroso prácticamente se ha utilizado con cualquier módulo de juego y bajo cualquier concepto global. Y ha sido así porque el “falso 9” contiene todo el fútbol en su interior”.
Y, por abundar, asistimos al partido Real Madrid-Barcelona, en televisión, 21 de abril de 2024, que se iniciaba en el Santiago Bernabeu con una diferencia de 8 puntos a favor de los madridistas. Los catalanes se adelantaron en el marcador por dos veces, y con el resultado de 2-2 llegó la victoria del Real Madrid con un gol de Bellingham que acude al último pase de Lucas Vázquez desde el sector derecho que llega al sector izquierdo del área de meta. Y el inglés marcó de un zurdazo impresionante. Casi se nos olvida que Bellingham ha sido esta temporada el “falso 9” del Real Madrid, pululando en posiciones de medio campo, pero siempre llegando a la portería contraria en la posición de “9 fijo” para marcar. Un ejemplo más de bien hacer, una temporada que seguramente acabe con la victoria del Real Madrid y con un Bellingham que superará la veintena de goles conseguidos. O sea, un “falso 9” (Benzema) causó baja en Real Madrid y apareció otro “falso 9” (Bellingham). Ambos futbolistas muy buenos pero distintos en sus maneras de ejercer la figura de “punta flotante”, esa denominación que a mí tanto me gusta y que nadie me la copió.
Quiero recordar ahora mismo que, en mi libro anterior, reflexionando sobre “La Máquina” de River, plasmé un detalle muy interesante precisamente sobre el “falso 9” que, incluso en aquel párrafo y momento, yo no había reflexionado: ”Pedernera tuvo un efecto multiplicador sobre los demás jugadores. Desde su posición de “falso delantero centro”, se retraía, mezclando con Moreno, armando el juego con el mediocentro Rodolfi, arrastrando a menudo a su marcador y abriendo así un espacio ideal para que el cañón de Labruna reventara el área. - “Sale el sol, sale la luna, centro de Muñoz y gol de Labruna”.
Salamanca, 25. setiembre. 2025.