La inteligencia “señorial”

27.09.2022 00:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

"La inteligencia ejecutiva es un nuevo paradigma que nos permite comprender la adaptación del individuo al entorno que lo rodea". (Julia Márquez Árrico).

     "Muchas veces, cuando pensamos en inteligencia, viene a nuestra mente la imagen de la inteligencia académica. Es decir, un buen estudiante que saca notas altas, una persona que tiene un título universitario o un científico que se dedica a investigar. Pero esta manera de ver la inteligencia no recoge todo lo que encierra este proceso psicológico. A día de hoy sabemos que hay múltiples inteligencias y entendemos esta como la capacidad para interpretar la información que nos llega del exterior, integrarla con sus vivencias interiores y dar la mejor respuesta a las condiciones a las que nos enfrentamos (inteligencia ejecutiva)".

     Era principios de los ochenta, en el fútbol de entonces me permití como entrenador muchas licencias de las que nunca te enseñaban en los cursos: Porteros jugando de liberos, extremos jugando a pierna cambiada, fútbol pressing desde la portería contraria, fueras de juego achicando espacios, porteros al remate de saques de esquina, etc. Lógicamente, también propugne en ocasiones el delantero centro "falso". Por reminiscencias del baloncesto, yo llame a aquella figura "punta flotante", expresión que le hacía gracia a Vicente del Bosque leyendo alguno de mis ensayos.

      Uno de mis "puntas flotantes" fue Fede Holgado, aparte las condiciones técnico-tácticas había que tener alguna de las inteligencias multiples al uso, que en nuestro caso podía ampliarla a la "inteligencia señorial" por aquello de su exquisita personalidad con la que ejercía. Manejaba con ambas piernas, tenía visión avanzada del fútbol, amplia capacidad de adaptación, si preguntásemos a gente que lo viera jugar asegurarían que era centrocampista; aunque yo le hiciera ejercer también de Beckenbauer. Con un físico esbelto de pocos kilos, engañaba su fortaleza real, sobre todo su liderazgo mental y aquel tranco longilineo que le permitía un excelente desempeño con desplazamientos a muy buena velocidad. 

     En aquel Salmantino de Tercera division, es digno de recordar aquellos entrenamientos en grupos reducidos (4x4; 3x3; 2x2; 2x3; etc.,) en espacios cortos, parecido a los rondos de Cruyff pero distintos, nos aportó mucho los métodos que aplicaba Weisweiler en el Barcelona; también nos ayudaron mucho las enseñanzas de Studenner con su libro "Juego con pelotas" y Karl Heinz Heddergott "Del aprendizaje a la competencia". Eso si, el equipo se comportaba de manera muy positiva y había una especie de ceremonia en las formas jugadas que desarrollábamos animándose unos a otros con aquella expresión que se hizo habitual en entrenamientos y partidos: !"Que bien...  Que bien...!". Era un hábito virtuoso en el que todos acababan entrando (admirando regates, paredes, pases, fintas, posesiones). Ademas, anulaba cualquier otra expresión negativa los posibles círculos viciosos. Todavía recuerdo a Fede y sus compañeros "voceando armónicamente" aquel; "Que bien.., Que bien"; curiosamente, era innato y aquella practica no aparecía en ningún libro de texto ni manual al uso. Fue una creación interna de aquel excelente equipo, entusiasta, que, con ligeros apoyos directivos o  va hubieran llegado casi todos a jugar con el primer equipo de la UDS.