La historia interminable: El fútbol, la belleza, “La Ignorática”… 2 de 2.

07.03.2023 00:00 de MAROGAR .   ver lecturas

“Hay tantas pasiones distintas como hombres distintos hay”. (Michael Ende, “La Historia interminable”).

            Son reflexiones reiteradas. Si hay velocidad y se combina con precisión, si se consiguen goles y se evitan en la portería propia, y además se ganan los partidos… ¿Por qué este fútbol no va a estar bien jugado y además mostrar su intrínseca belleza? 

          Porque, particularmente, el fútbol bien jugado no le pertenece a ningún entrenador (Por más que se empeñe Xavi Hernández, del Barcelona, en dogmatizar sobre su exclusivo modelo). De hecho, hay muchos entrenadores que presumen del buen trato con el balón de su equipo y ya con esto resuelven que su equipo juega bien. Incluso hasta cuando tocan y tocan en cualquier zona del campo sin ningún objetivo claro, eso sí, haciendo propaganda de ello. Porque un equipo nunca será completo si sólo maneja el 50% de su potencialidad. Un equipo que sólo sabe atacar no juega bien al fútbol.

          Nunca compartiré la opinión de que es más técnico el que juega más estético. “Es conocido que lo bueno está reñido con lo práctico”, así opinaba Panzeri. Incluso, confirmando que lo sencillo en el fútbol es lo más difícil como el periodista aseguró: “El fútbol bien jugado se inicia atrás, en la defensa; donde todos los delanteros bajan para asegurar la salida procurando ser más – en cantidad – para llegar al tramo final con la misma ventaja – en cantidad -…”  ¡Son tantas cosas las que forman parte de un hipotético catálogo del fútbol bien jugado…! Correr, manejar el balón, mentalidad táctica, conocimiento del juego, buena elección de los tiempos del partido, velocidad, pausa, sorpresa, marcaje, desmarque, creación de superioridad y aprovechamiento de los espacios creados, presionar sin balón, pero sobre todo con él, paciencia para encontrar el pase de gol… 

           Afortunadamente, una de las leyes naturales del fútbol que más hermoso lo hace, es aquella de que todos necesitan de todos y nadie puede subsistir o triunfar por sí solo. En este punto señalar que estamos cayendo en un individualismo enfermizo y no deberíamos caer en la trampa de renunciar a esas individualidades que deciden los partidos.

          El fútbol es amistad. Y cooperación. Y solidaridad. Y emoción… El fútbol es un juego y en consecuencia hay que jugarlo, porque nada está definido de salida. Y vuelta a leer a Dante Panzeri: “Fútbol sin lentitud. Entrar y salir. Subir y bajar. Ir y volver. No es menester el exquisito habilidoso. Este, si solamente habilidoso, es mal jugador para el bueno y el mal fútbol. Cuando en fútbol se hace lo simple, casi llega a ser innecesario ser habilidoso”. 

         Menotti siempre clarificó mis ideas: “Jugar bien al fútbol es resolver el mayor número de acciones en el menor tiempo posible. Es controlar el tiempo y el espacio, saber jugar en corto, en largo, arrancar cuando se debe, jugar de cabeza, retroceder correctamente a la media punta, apoyar en la recuperación colectiva, ocupar otros lugares para el desmarque del compañero, distraer…”

          Un entrenador “maldito” es capaz de definir con claridad: “Me gusta que mi equipo sea un equipo con posesión de pelota, que la haga circular, que tenga muy buen juego posicional y que los jugadores sepan claramente cómo posicionarse… Un buen posicionamiento defensivo como equipo, formando un bloque compacto que pueda jugar con las líneas muy juntas es otra característica de mis equipos…” (Mourinho).

          Creo, sinceramente, que lo tenemos cada vez más claro: Jugar bien al fútbol no es jugar bonito, exclusivamente.

          7.Marzo. 2023.