Generar talento es una necesidad.

26.09.2023 11:08 de  MAROGAR .   ver lecturas

“Para educar a un niño hace falta la tribu entera, pero padres y docentes constituimos el equipo pedagógico básico de una sociedad”. (José Antonio Marina)

            Ya desde mi primer ensaño en 2009 nominé a José Antonio Marina como mi filósofo de cabecera. Un pensador que siempre clarifica situaciones complejas y muy prolífico en ideas registradas en muchos libros. Sin duda, un experto en aclarar y definir todo lo relativo a las “INTELIGENCIAS MULTIPLES”. 

             En 26 de marzo de 2022, escribió: “En 1997, un famoso artículo de la consultora McKinsey lanzó el eslogan “ha comenzado la guerra por el talento” y desde entonces en el mundo del “management” han proliferado publicaciones sobre este asunto, pero con un déficit inicial: una mala definición de lo que es talento… Para superar lo que me parece un pobre enfoque, conviene hacer algunas precisiones. Entre “inteligencia” y “talento” hay la misma diferencia que entre “herramienta” y “uso de esa herramienta”. La función de la educación es transformar la inteligencia en talento”. Sinceramente, si se hubiera dedicado a este deporte, sería un avanzado entrenador… Observaremos que actualmente los entrenadores de fútbol sólo hablan de “talento” y nunca se cita la “inteligencia”, sin duda no han leído a Marina y reconocido el contexto…

            Buscando y buscando, encontré un artículo suyo sobre “fútbol”, (lavanguardia.es): ”No soy muy aficionado al fútbol, pero me interesa profundamente por varios motivos. El primero, porque los modos de divertirse constituyen una parte importante de la cultura. Ortega lo percibió con agudeza: “El más sobrio examen debiera hacernos caer en la cuenta de lo desazonador y sorprendente que es el hecho de existir en el universo una persona – el hombre – a quién es menester divertirse”. Lo que pretende la diversión es liberarnos del aburrimiento, que es un estado de carencia de emociones y de insoportable alargamiento del tiempo. La anestesia afectiva nos da pavor. Pero las emociones reales pueden ser terribles. Por eso, el mundo de la diversión maneja emociones simuladas y a hora fija. A las 7, cuando empieza el cine; o a las 8, cuando comienza el fútbol; o a las 5, cuando arrancan los toros...”

            (…) “¿Y ver el fútbol? ¿Qué emociones provoca? Pues muchas. En primer lugar, la distracción por el acontecimiento visual. Las carreras, los pases, la amenaza, el gol. Además, disfrutamos viendo la habilidad de los demás, como ocurre en el circo. Hay que añadir que, cuando se ve un partido en un gran estadio, la fusión con la masa produce una excitación especial. Es como si descansáramos de la individualidad. Con esto se relacionan los sentimientos de identificación, una experiencia compleja. Al identificarme con un equipo, vivo vicariamente su victoria o su derrota. Emergen sentimientos identitarios, un sentimiento de pertenencia que enlaza con ancestrales afectos. La perspicacia lingüística lo recoge al decir soy del Barça, soy del Torrelavega”.

            (…) “¿Qué significa soy? El análisis de las emociones del fútbol es fascinante, pero excesivo para un artículo. Prefiero centrarme en uno de esos aspectos minúsculos de la realidad que me intrigan, y que son materia para una filosofía de lo intrascendente que alguna vez me gustaría hacer. ¿Por qué tiene tanto atractivo jugar con una pelota? ¿Qué encanto posee una esfera que rueda y que bota? Me pondré solemne: el juego de pelota es un universal cultural. A la pelota se ha jugado en todas partes. En Egipto las muchachas jugaban con ella. Aún se conservan los juegos de pelota mayas, y conocemos las reglas de unas competiciones que acababan con la muerte del perdedor. En la España medieval se jugaba golpeándola con la raqueta, con bastón o con el pie. San Isidoro de Sevilla en sus “Etimologías” escribe: “Dícese dar a la pierna cuando uno, extendiéndola, la presenta para recibir el golpe de la pelota”. 

            (…) “¿Por qué no me ayudan a descubrir el atractivo de la pelota? Podíamos iniciar una “Wikipedia” dedicada a la filosofía de lo intrascendente. A bote pronto - metáfora muy pertinente - creo que el encanto de la pelota procede de que parece responder a nuestra acción con su bote. Da la impresión de que tiene vida propia. Además, al rodar se socializa fácilmente. Los juegos de pelota son dialógicos, como el tenis, o grupales, como el fútbol. Sucede con la pelota como con las cartas. Hay juegos solitarios, pero, en su esencia, se trata de diversiones sociales. El tema da para más, pero la página no”

          Seguí recurriendo a Marina para ilustrarme sobre la “Inteligencia Artificial”: “Necesitamos convertirla en Talento Artificial (La “IA”). Me gustaría detenerme en este punto. Allen Newell, uno de los creadores de esa tecnología, decía en su último libro – Unified Theories of Cognition – que la función de la inteligencia es relacionar dos sistemas independientes: el de los conocimientos y el de las metas… ¿a qué facultad encargamos la elección de metas? Mi propuesta es que eso le corresponde al talento, que, en parte, se convierte en la sabiduría de los fines. Por eso, la pregunta de Homer-Dixon que mencioné al principio puede reformularse así: ¿Seremos capaces de utilizar bien la inteligencia, es decir, de convertirla en talento?”. (…) “Y puesto que esa es la función de la educación, ¿seremos capaces de organizar un sistema educativo capaz de producir el talento necesario? En este momento, mi respuesta es negativa”. 

          Puede que tenga razón ante las carencias de las escuelas de formación actuales, pero referido al fútbol antes nos formábamos al albedrío, en el potrero, en los campos de los barrios repletos de piedras y pizarras. Y concretando esta aseveración apabullante: “Estamos formando extraordinarios técnicos y malísimas personas. El mundo educativo está alarmado, confuso y deprimido, por eso conviene recordarle que nuestra obligación es generar el talento necesario para asegurar un futuro vivible; que cuando debatimos sobre las habilidades necesarias para el siglo XXI, sobre el modelo de inteligencia que debemos educar, la respuesta obvia y luminosa es: deberíamos formar a personas a las que estuviéramos dispuestos a confiar nuestro porvenir”. 

          Grandiosa tarea nos espera…

           21.Octubre.2023.