La belleza del juego la aportan las “estrellas” del fútbol.

20.04.2023 00:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

"En el fútbol, el público se cansa de sus grandes figuras antes que éstas empiecen a fallar (Santiago Bernabéu)

          Quienes generan la belleza del fútbol son esas estrellas que dominan el móvil-balon, además de gestionar profusamente los avatares del juego, comportándose unos más individualistas y otros más cooperativos; en todo caso, siendo solidarios en pos del objetivo fundamental: ganar partidos. 

         Porque, ganar, es muy bello en el disfrute del esfuerzo compartido, pero aún lo sería si se saben compartir las frustraciones de las derrotas, aprendiendo de todo ello para futuros sucesos. 

          Hago estas reflexiones con el afán de ayudar mentalmente a la necesaria superación: “Amo la luz porqué me muestra el camino. Pero amo también la oscuridad porqué me muestra las estrellas”. (Og Mandino). De ahí la importancia de aprovecharse de los puntos negros de la derrota. Sin olvidarnos de nuestras auténticas posibilidades: “Hay en cada persona, en cada animal, pájaro y planta una estrella que refleja, coincide o es, en algún sentido, la misma estrella que está en los cielos”. (Paracelso).

          Leí en Tribus, de Seth Godin, que Albert Einstein aseguro que “la imaginación es más importante que el conocimiento”. Los líderes crean cosas que no existían antes. Lo consiguen ofreciendo a la tribu la visión de algo que podría suceder y que no ha sucedido (todavía). No puedes dirigir sin conocimiento. No puedes liderar sin imaginación”.  Es apabullante esta conclusión porque nos aleja de la idea de “gregarismo” al que nos estamos plegando demasiado en los últimos tiempos.

        Que nadie se olvide que la individualidad, sin el equipo, nunca ganará solo salvo un golpe de azar: “Mira las estrellas. Los grandes reyes del pasado nos miran desde las estrellas así que, cuando te sientas solo, recuerda que esos reyes siempre estarán ahí para guiarte… Y yo también”. (De la película El Rey Leon). Manteniendo la necesaria confianza: “Estoy viendo las estrellas, están muy lejanas y su luz tarda mucho en llegarnos. Lo único que vemos de las estrellas son fotografías viejas”. (De la película Watchman).

        En el fútbol nunca hay que encumbrarse ni tampoco rendirse antes de tiempo, encontremos ese punto de equilibrio vital que nos permitirá el mejor desempeño: “La desesperación, un vocablo vacío inventado por personas que no miran nunca las estrellas”. (Monique Proulx). Y, además, busquemos otras posibilidades no investigadas ni probadas: “Corro bajo el cielo y sufro por mis 5 sentidos porque son insuficientes. Seguramente alguna estrella, allá en lo alto, antes de mi nacimiento, posee mis restantes 695 sentidos y se comporta como una niña caprichosa no queriendo devolvérmelos”. (Fabrizio Caramagna)

         Con todo, lo más lamentable que pudiera suceder es que los futbolistas quisieran vivir de las rentas, de una buena cualidad parcial, de una desbordante actuación un día suelto del calendario,  de un golazo conseguido sorpresivamente: “Jamás se convertirá en estrella aquel cuyo rostro no irradie luz. (William Blake). Nuestra actitud casi solemne, de constancia permanente, debe ser: “No tener nunca miedo de un enfrentamiento. Incluso cuando los planetas colisionan, del caos nace una estrella” (Anónimo)

          El 18 de abril pasado, el Real Madrid eliminó al Chelsea en un total de eliminatoria por 4-0, corriendo el riesgo de que esto sea lo único que sirve del fútbol. Pero hay que poner el acento en aquellos aspectos de sus bellezas futbolísticas, por lo que transcribo (Marca,18.04., José Félix Díaz): “Si ya el primer gol del Real Madrid ante el Chelsea es de esos que se deben enseñar en las escuelas de fútbol por aquello de ejemplo de lo que es un contragolpe, el segundo de los tantos (los dos de Rodrygo), es para que todos que admiran el fútbol se sienten y disfruten de lo que es capaz de hacer un equipo durante minuto y medio con el balón en los pies. En la jugada intervienen todos los futbolistas del Real Madrid a excepción de Militao y Courtois. Nace en un saque de banda de Camavinga tras una disputa del balón entre Ceballos y Sterling. A partir del saque de banda del francés, el balón recorre tres cuartas partes del terreno de juego, viajando de lado a lado, pero siempre bajo control del Real Madrid. La jugada se inicia en el minuto 77 y 43 segundos y los madridistas encadenan 31 pases y 68 toques sin que los futbolistas del Chelsea logren tocarla durante los 79 segundos en los que se prolongó el preámbulo del gol definitivo… El primer cambio de juego es de Vinicius. El siguiente cambio de oreintación es de Tchouameni, para ser Ceballos (es el que más la toca y aparece por diversas zonas del campo) el que lo mueve en dos ocasiones más, una para cada lado. Rüdiger es el que ve el desmarque de Vinicius poniendo el balón en el área del Chelsea, que encuentra la carrera de Valverde que es capaz de romper a Mudryk primero y Thiago Silva después, antes de asistir a Rodrygo para que el brasileño no tuviera nada más que empujar la pelota a la red y, de esta manera, certificar el triunfo y el pase a la semifinal. Fue una jugada coral, de esas que quedan guardadas en el disco duro y la que demuestra que este equipo está bien gestionado, pero excelentemente trabajado por el cuerpo técnico que capitanea Carlo Ancelotti, el mismo que ya suma cuatro semifinales y dos títulos por el momento”.

20. abril.2023.