¿El fútbol cambiará su sistema de signos?

24.06.2022 00:00 de MAROGAR .   ver lecturas

“El fútbol es un sistema de signos, o sea, un lenguaje”. (Pasolini).

            “El Reglamento siempre ha estado en el origen de los grandes cambios en el fútbol”, una apreciación trascendente. Ya en 2009 publiqué “La Ignorática y el fútbol” dedicando capítulos tanto a las tendencias del “Fútbol del Siglo XXI” como a la mejora de las Reglas del juego. En esta ocasión, hago unas cuantas precisiones, en la actualidad es un auténtico desastre aplicativo la sanción irregular de las “manos”, por el mes de marzo empezó a mejorar el arbitraje en este aspecto dejando de pitarse “penaltitos” escandalosos. Por otra parte, una mayor precisión en la utilización del VAR y, por supuesto, confirmar que el árbitro principal es el máximo responsable de impartir justicia en el juego.

           En ningún caso será admisible que los partidos se “rearbitren”. Respecto a los cinco cambios que se han introducido en la etapa “Covid19”, yo los mantendría por siempre ya que tiene beneficios pensando en los jugadores y su salud. Esta mayor dinámica da mucho más valor a las plantillas, mejora la intensidad de los partidos, mayor polivalencia de la táctica. Los árbitros se atreverían a pitar más penaltis que ahora mismo pasan “desapercibidos” por pura aplicación “política” del Reglamento, cuestión que sigue agravada en los saques de esquina y que siempre que puedo lo critico. 

           Del mismo modo, suprimiría los fuera de juego en los libres indirectos que se pitan dentro del área de penalti. Al generar más peligro por la ausencia de fuera de juego, los defensores se cohibirían mucho más en cometer faltas en esas zonas geográficas y se ampliarían las ocasiones de gol. (Hace más de 60 años ya lo propuso Alejandro Scopelli en “¡Hola Míster, 12 años después!”). Hay que encontrar más soluciones para “jugar más tiempo en el partido de fútbol”. Por descontado, el campo atrás en el juego debiera ser legislado en el fútbol, así como atravesar el campo propio en unos segundos tasados, en baloncesto está fijado en 8 segundos.

           Por otra parte, los partidos nunca debieran jugarse con un equipo en inferioridad numérica, los efectos sancionadores debieran revisarse, una determinada expulsión de un futbolista tendría que ser sustituida por otro compañero, dejar a un equipo con menos de 11 jugadores es improcedente, el espectáculo se resiente y el espectador lo paga. En el fútbol “Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto”. (Aristóteles). Incluso hasta William Shakespeare es capaz de ilustrarnos en asuntos de fútbol: “Qué me importan a mí los músculos, la estatura, el cuerpo y el tamaño de un hombre? Denme su espíritu…”.  Sin duda, un concepto entresacado de “Enrique IV, parte II”, aplicable para el Siglo XXI que corre ahora mismo. O sea, sintetizando: Reglamento, cambios, educación de la mente y el corazón, aportación del espíritu por encima de todo y no solo los músculos, la estatura, el cuerpo y el tamaño de los hombres. 

           De ahí que entendamos mejor las evoluciones en curso, hace ya más de setenta años Miguel Delibes aportaba ideas: “Creo que el fútbol era hace setenta años más espontáneo y menos táctico, con la consecuencia de que se metían muchos más goles. Ayer los futbolistas presumían de ofensivos y hoy lo hacen de defender bien. Esa es una de las grandes diferencias”. Por eso la literatura sobre fútbol (Luis A. D. Zuluaga) ofrece la posibilidad de reconstruir la realidad más inmediata como es la del partido de fútbol, “a partir del poder de fabulación que transmite la redondez de la pelota y la magia con la que debe llevarse de un arco a otro pegada al pie, con la única intención de hacerla traspasar la red”. 

          Es evidente que el fútbol evoluciona, incluso con regresiones sonadas como ha estado ocurriendo un tiempo con la aplicación defectuosa del VAR, viendo a los árbitros naufragando entre normas escritas y repetidamente corregidas sin que privara el espíritu de las normas de siempre. Incluso asistiendo al triste espectáculo de que los ex árbitros colaboradores de los medios de comunicación discrepaban, asiduamente, entre ellos mismos. Un desastre que necesita prontas soluciones.

         24.junio. 2022.