EDITORIAL: "POLIVALENTES O ESPECIALISTAS"
Cada vez se va más a la especialización del jugador de fútbol. Ya en edades infantiles y juveniles se les obliga a hacer funciones muy concretas, demasiado específicas, cuando debiera enseñárseles el oficio al revés, es decir, de lo general a lo específico. Creo que la especialización a esas edades es un gran error Allá por el año 1974 parecía que el fútbol evolucionaba hacia la polivalencia con tan sólo ver a los jugadores holandeses. Siempre que las defensas atacaban tenían ya un relevo adecuado; cuando los medios y los atacantes cambiaban de posiciones, otros jugadores recomponían las funciones originales de aquellos. El fútbol total fue el cenit de la polivalencia.
Sin embargo, aquella fórmula para ocupar los espacios y hacer funciones cambiantes en un mismo partido ha evolucionado hacia un cierto estatismo en la asignación de las tareas tácticas; si defensa derecho, sólo defensa derecho; si central, sólo central; si pivote, sólo pivote; si media punta, sólo media punta Estatismo excesivo, pocas ayudas entre líneas, pocos relevos de funciones, pocas rotaciones en el bloque de equipo demasiado preocupado por la individualización del rendimiento olvidándose de la colectividad
Más que la polivalencia ha aumentado el grado de especialización con el añadido de la nueva saga de futbolísticas carrileros, los medias puntas, los dobles pivotes, etc., como si los niveles funcionales del equipo se hubieran multiplicado precisamente ahora cuando en las entidades se tiende a achatar el organigrama y eliminar precisamente esa profusión excesiva de niveles jerárquicos ficticios.
A mayor polivalencia de los jugadores más riqueza técnico-táctica de los equipos, mayores variaciones y alternativas durante el juego, mayor consistencia del equipo. En realidad, el fútbol necesita de los polivalentes aunque no puede prescindir de los especialistas. Claro que sí, porque siempre se necesitará del artista para ganar los partidos en los momentos cumbre
Lo maravilloso de aprender es que nadie puede arrebatárnoslo, dice B.B.King. Los especialistas siempre serán necesarios en momentos especiales, supeditados a los objetivos genéricos del equipo. Esto ocurre en todos los lugares. Al especialista en el fútbol se le tiene miedo cuando lo tiene el equipo contrario y se trata de encontrar pautas defensivas para contrarrestarlo. Si estuviera en nuestro equipo, probablemente no jugaría sobre todo porque se les achaca que se esfuerzan poco, normalmente.
Incluso el portero, al que considero el mayor especialista de un equipo de fútbol, debe tener también polivalencia. Entendida como la capacidad de ver el fútbol tácticamente como un jugador de campo, que sepa salir jugando el balón desde atrás tanto con las manos como con los pies sobre todo con las actuales reglas, que sepa colocar a su equipo defensivamente para poder atacar mejor si se consigue el balón.
No veo a Raul, el jugador del Real Madrid, actuando de defensa central ni a Helguera de delantero centro durante todas las fases de un partido. En momentos concretos, quizás tengan que ejercer y nunca tendrán que esgrimir el estatuto de los trabajadores. Además de los porteros, los otros jugadores deben tener diversas capacidades para saber rotar sus misiones: Un defensa central debe saber jugar de lateral; un lateral puede ocuparse de misiones en medio campo; un centrocampista debe saber jugar en el centro de la defensa; un delantero puede jugar en el centro o en una banda, incluso en la media punta. A este tipo de polivalencias nos queremos referir.
Además de dicha polivalencia táctica, se le podría incluir la dedicación física (Esfuerzos similares entre las líneas de equipo), la mental (Fuerza competitiva equivalente, tanto de los delanteros como de los defensas), etc. Dar por sentado que los jugadores con espíritu de figuras tienden a aislarse en su urna de cristal, olvidándose de otras obligaciones grupales, es un mal entendimiento de la especialización.
Sin duda, lo ideal es compaginar todas las competencias de los jugadores, jugar con sus complementariedades. Sin idealizar, no creo que haya que concentrar en áreas próximas en el terreno de juego cuando jugamos el partido de fútbol a un torpe con un hábil, un cómodo con un maratoniano, un tonto con un listo, uno que recupera balones con otro que los pierde con facilidad, un individualista con un polivalente. Ojalá en el fútbol todos fueran hábiles, todos capaces, todos listos, todos polivalentes, y todos pudieran jugar en todos los puestos. Pero también sabemos que sólo una vez estuvo Alicia en el País de las Maravillas.
MAROGAR