Ecuaciones futbolísticas de los entrenadores modestos.

10.06.2019 00:07 de  MAROGAR .   ver lecturas

“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. (Baltasar Gracián).

            Ya lo creo que dicha frase, popularizada por Gracián en el “Oráculo manual y arte de prudencia”, es toda una lección premonitoria para aplicarla en el fútbol, aunque no traducida dicha brevedad por un fútbol precipitado, de torbellino, de fútbol directo “a lo que salga” sin mayor sentido táctico… Incluso, Gracián, añadió: “Y aún lo malo, si poco, no tan malo”. Sin duda, no se puede simplificar más el pensamiento futbolístico. Porque, en los últimos tiempos, se exageró sobre una fórmula mágica, la de Guardiola, que todos querían hacer calcomanías, viendo posteriormente que otros entrenadores aplicaron fórmulas más elementales y obtuvieron parecidos resultados sin tanto toque, sin tanta reiteración, sin tanta pausa, sin tanta posesión en espacios baldíos que acaba aburriendo como les ocurrió a los alemanes del Bayern Münich, por ejemplo. Ya decía Gracián que “lo bueno en exceso puede ser perjudicial pero lo malo en una pequeña dosis puede hasta ser beneficioso”. Recuerdo que la obra de Gracián recopiló un conjunto de aforismos (sentencias breves que podrían proponerse como reglas para el actual fútbol del siglo XXI), entre los que aparecen elementos doctrinales como “el hecho de no cansar”: “Más obran quintas esencias que fárragos; y es verdad común que hombre largo raras veces entendido, no tanto en lo material de la disposición cuanto en lo formal del discurso… Lo bien dicho se dice rápido”. 

             Las ecuaciones diferenciales que explican los fundamentos de un “simple” mecanismo de un botijo tienen toda una historia detrás, una suma de variables como la cantidad de agua, la temperatura ambiente, etcétera, por las que el agua acaba enfriándose o deja de enfriarse. Ya hemos citado anteriormente el nombre de los dos investigadores españoles que formularon las experiencias necesarias para medir y observar que aquel experimento funcionaba. Dicen que el “truco” del botijo es que “suda”, la porosidad de la arcilla facilita ese proceso, por otra parte, las moléculas de agua no cesan en su movimiento y chocan con las paredes para escaparse fuera, esa sensación de estar mojado lo delata.  Y al escaparse se llevan consigo la energía en forma de calor y dejan el agua del interior más fría.  Un botijo, aunque parezca simple, ¡funciona!Igual que funcionan con absoluta normalidad las tácticas de muchos entrenadores de equipos modestos, incluso en la máxima categoría, por eso me interesó el caso del entrenador Michel, del que entresaqué lo mejor de sus manifestaciones en la entrevista mantenida (Marca, 7.12.2018, Marcos de Vicente y Adrián Valero).

            Michel defendió al Rayo Vallecano como jugador durante 17 temporadas en el primer equipo, siendo el máximo goleador de la historia rayista con 67 goles. Y la afición le consideraba uno de los suyos… “Necesitamos esa solvencia defensiva, pero siendo más alegres en ataque y más cercanos a lo que hicimos frente al Leganés… Nos esperamos que la posesión sea de ellos. Vamos a intentar que no, pero lo normal es que nos puedan quitar el balón como han hecho ante todos los rivales. Hay que trabajar muy bien cómo recuperar y cómo hacerles daño. Si somos capaces de quitarles el balón seremos dueños del juego, pero también está el plan B con el Betis dominando… Hay que compaginar las dos cosas. Cuando tengamos posesión, ser capaces de hacer daño a su sistema y, cuando robemos, ser rápidos y verticales”. (…) “La situación todavía no es la ideal para nosotros, pero una victoria te da confianza y seguridad en lo que haces. Te pongo el ejemplo contrario: el día del Barça salí muy satisfecho con el juego y no conseguimos un buen resultado. En mi fuero interno me fui muy contento y a ellos se lo transmití. Cuando estás abajo, lo ideal es ganar a través de lo que tú haces. Frente al Éibar ganamos, pero no fuimos un equipo fluido”. 

             El joven entrenador tiene excelentes visiones de lo que es un equipo de fútbol: “Nosotros no podemos jugar de mentira. No podemos querer el balón, pero no ser agresivos. Si tenemos el balón tenemos que querer hacer daño de verdad… Intentamos minimizar errores en el tema de las transiciones. Se puede tener una estructura defensiva dentro de tu modelo de juego, y eso es lo que hay que compaginar. Ser capaces de sacar el balón jugado, pero tener la sensación de que, si perdemos el balón al inicio, somos capaces de reorganizarnos defensivamente. Y creo que, sobre todo en inicio, la reorganización táctica es buena. Cuando hemos ido demasiado adelante, con espacio a nuestra espalda, ahí si hemos sufrido en demasía, Tenemos que ser un equipo que defienda más portería que ir al duelo cuando estamos en igualdad o inferioridad numérica defensiva”.  Michel apunta a un concepto que pocos razonan, ese “jugar de mentira” que se produce en muchos equipos, incluso bendecido por los propios entrenadores. Y ahí se debaten los equipos para encontrar un equilibrio entre sus acciones y sus auténticos deseos. Lo mismo que juega “de mentira” ese regateador espontáneo que acude a “la galería” para salvar su pellejo particular justificando sus acciones, pero sin aportar lo auténtico y necesario de sus prestaciones.

              Respecto a la idea del “pelotazo o el juego en largo”, Michel aseguró: “Hay que encontrar los espacios, y a veces están dentro, por fuera o en profundidad. Lo que pasa es que yo no voy con un “joystick”. Les explico que, si el rival juega cerrado por dentro, tenemos que ir por fuera. Que si está en dos líneas muy compactas tenemos que ir con el juego directo. Con un pase hacia delante, que no pelotazo. O con un cambio de orientación. Y lo trabajamos… No somos un equipo que tenga que dar 20 pases para marcar gol… Tenemos muchas maneras de hacer daño. Si están encerrados sí tenemos que tener más progresión en el juego de lado a lado, pero eso te lo marca el partido…” Y, desde luego, Michel sabe el terreno que pisa: “Agradezco mucho el apoyo de los aficionados. Creo que el fútbol hay que vivirlo desde la pasión, el compromiso y el sentimiento de pertenencia”. Sin duda, el Rayo Vallecano, como cualquier otro equipo, está sujeto a los buenos resultados para encontrar coherencia en lo que hacen sus profesionales.

              “Yo no hago nada que crea que vaya a ser malo para el Rayo. Ahora, las cosas pueden salir mal y un entrenador puede ser cesado, claro que sí… Creo que haciendo lo que hacemos vamos a conseguir ser muy eficaces en la competición, no me cabe ninguna duda… Me gustaría que todos los entrenadores tuvieran el tiempo necesario para demostrar su valía. Muchas veces duran muy poco. Cuando se cree en algo hay que llevarlo a la práctica sí o sí aunque al principio los resultados no sean buenos… Pero no estaba preocu8pado por mi situación de verdad que no. Estoy preocupado por la situación del Rayo en la tabla… Estoy convencido y mi idea es convencer a mis jugadores. Y por lo que me transmiten en el día a día creo que también lo están… Soy una persona que escucho mucho a mi entorno. Creo mucho en ellos. Desde el director deportivo, hasta el presidente, hasta el aficionado. A través de toda la información que tengo y la mía propia, tomo decisiones. Por eso no cambio mi forma de entender el fútbol”.

             (…) “Cuando eres jugador analizas desde tu foco. Y cuando estás desde un segundo plano no tienes tanta responsabilidad como cuando yo estaba con Paco Jémez. Como entrenador te das cuenta de que hay mucha gente que te ayuda y te manda información, pero no tiene la visión del entrenador. Mi plantilla me gusta mucho. Es muy buena… El foco está puesto en el entrenador. Vosotros hacéis vuestro trabajo y no sé qué información manejáis. Porque yo manejo la mía de sentirme bien y seguro en lo que hago y en mi día a día. A partir de ahí, si los resultados mandan y dicen que vas a salir, no puedo hacer más. Yo creo que conmigo los resultados van a ser mejores, pero también entiendo que otros piensen que no… Como entrenador se sufre mucho más. Me gustaría volver a hace 15 años para volver a jugar. Como entrenador disfrutas de otra manera y de muchas cosas. El día a día es espectacular. Estoy muy agradecido a los jugadores por el compromiso. No hay ningún mal rollo dentro y eso me hace disfrutar.  Pero luego la exigencia de la competición, la preocupación que tienes… hace que no lleves como cuando eres jugador, que estás en un continuo disfrute de tu profesión”. 

             Esta manera de ver el fútbol de un entrenador modesto y poco experimentado puede ayudar a ampliar visiones, incluso de los más experimentados. En todo caso, observamos que el fútbol no es tan complicado como lo percibimos desde fuera y opiniones como las de Michel nos ayudan a simplificar los problemas.Como escribiera Jordi Cruyff “Lo llaman el “agujero negro”. Ese vértigo incontenible que te atrapa cuando ves llegar el final de tus días como futbolista y frenas en seco la rutina de entrenamientos, viajes, partidos, recuperación y vuelta a empezar. La vida discurre como un tiovivo que te marca el camino por inercia y que, cuando para, te resistes a bajarte del caballo. No sabes por dónde tirar”. La cuestión definitiva, a pesar de las buenas ideas futbolísticas, es que el Rayo Vallecano bajaba de categoría y los directivos tomaron la drástica decisión de sustituir a Michel, a pesar de los apoyos del público. Contrataron a Paco Jémez y el equipo acabó descendiendo… Esas complejidades del fútbol se siguen practicando en los equipos y, casi siempre, con el mismo resultado negativo del descenso.

            Salamanca, 10. junio de 2019.