Control de pelota con planta del pie en el fútbol, una excepción temporal.
“Nada es evidente. Nada está dado. Todo es construido”. (Gaston Bachelard).
Es algo sustancial que aprendí de “La Ignorática”, el no dar por sentado nada, ninguna situación es definitiva, todo está en evolución, todo se puede mejorar, no hay dogmas inamovibles… Sobre todo en el fútbol. Esa es la ventaja de querer saber más, indagar y evolucionar, porque aparecen nuevas verdades a la menor.
De ahí que quiera reflexionar sobre un aspecto técnico del fútbol, sin aparente importancia en la globalidad de las acciones que se aportan al fútbol, y que nos lleva, además, a una reflexión detallada de lo que se debe y no se debe hacer en el aspecto técnico con un balón de por medio.
Pongamos por caso, de salida, lo que son “paradas” en el fútbol (Quedarse con el balón recibido como es el caso del portero Jan Oblack del Atlético de Madrid, un ejemplo de recepción de la pelota de manera sistemática que nunca origina segundas jugadas de peligro para su equipo) o “despejes” fuera del ámbito de la portería (Como era el caso de Casillas, todo el mundo aseguraba que “paraba” muy bien – conceptualmente erróneo - cuando yo aseguraba con cierta sorna que era el mejor portero de balonmano jugando al fútbol; por cuanto nunca “retenía” la pelota y la despejaba sin llegar a retenerla contra su cuerpo haciendo el “nido” clásico de los porteros).
En los jugadores de campo, siempre que veía controlar el balón al jugador Marcelo, del Real Madrid, me salía la vena del instructor de fútbol de infantiles y “criticaba” el error técnico de recepcionarlo con la planta del pie, incluso puntera. Sin embargo, en su caso, yo lo aceptaba por su demostrada maestría de muchos años y que aprendió en el fútbol sala, con una gran capacidad para ponerlo en juego a la máxima velocidad, de manera inmediata, orientando las salidas de la pelota con gran precisión. En fútbol sala esa manera de recibir el balón, aprisionando la pelota contra la tarima, es lo habitual y lo que mandan los cánones por cuanto el esférico es más blando que el del fútbol y nunca rebota negativamente en el futbolista.
Pero en fútbol, la suela de la bota no es lisa, sobresalen los tacos por pequeños que sean y puede dar lugar a pérdidas inapropiadas de la pelota ante cualquier presión de los contrarios o un rebote impensado por el receptor. Tan es así el nuevo sistema de control de pelota ya se acepta con naturalidad en el fútbol como si fuera fútbol sala, habiendo entrenadores de primer nivel que no lo corrigen, ni lo impiden, ni lo critican. En el caso de un jugador con poca técnica más bien lo soportan. Igual que a sus porteros les conminan a no recibir goles, pero no les importa demasiado si el balón lo “paran” o lo “despejan”.
Estas cuestiones son un ejemplo de que la técnica pura no existe ya ni en los manuales, es como la utilización de la puntera que tanto nos amarga si vemos que un niño de 12 años sigue golpeando el balón así, mientras que grandes profesionales lo utilizan como un recurso avanzado de la técnica para meter goles sorprendentes.
Finalmente significo que éste es un ejemplo evidente de lo que yo llamo “la relatividad del fútbol”. ¡Todo depende…! ¿De qué depende…? De las circunstancias cambiantes del juego, de las capacidades del futbolista, de aplicar la evidencia y la lógica incuestionable… Y las cuestiones excepcionales, sin darnos cuenta, se van convirtiendo en evidentes.
Salamanca, 1.setiembre. 2023.