"ANULAR AL CONTRARIO"

09.01.2011 17:49 de  MAROGAR .   ver lecturas

          Cada vez que en el panorama futbolístico aparece un jugador creativo, excepcional, se alimenta el debate de los marcajes, la necesidad de encontrar la mejor fórmula para pararlo, para anularlo si es posible. De ahora es que cuando jugó Maradona en el Barcelona, ya entonces se planteaban algunas fórmulas creativas para contrarrestar las virtudes de aquel extraordinario jugador cuando todavía se practicaban en España muchos marcajes al hombre y de intensa persecución individual. Todavía recuerdo los épicos marcajes individuales y persecutorios de Berti Vogts a Cruyff cuando se enfrentaban Alemania contra Holanda. Seguramente inspiradores en los clásicos Real Madrid de Camacho contra el Barcelona de Cruyff. Por entonces, algún entrenador avanzado recomendó un marcaje zonal a Maradona y casi “le sacaron cantares…” Pero, ¿Quién fue el atrevido? El debate continúa ahora cuando se quiere contrarrestar el juego individual de Messi. Claro que también hay jugadores como Xavi Hernández, centrocampista al fin y al cabo, que tuvieron que soportar en 2009 marcajes individuales lo que, desde un punto de vista futbolístico, fue una especie de regreso a las cavernas.

         Y lo más llamativo le pasó en un Barça-Almería, el maestro entrenador que decidió un marcaje persecutorio fue el admirado jugador, en otro tiempo, Hugo Sánchez. Siendo el marcador, disciplinado e intransigente, un jugador de la cantera barcelonista educado para otras lides y que acabó en el fútbol italiano a la temporada siguiente. Encima, el entrenador mejicano, reclamaba “regalías” por aquel desventurado invento. Pero, lo peor de todo, es que muchos aficionados piensan todavía que a jugadores creativos se les debe marcar de esa manera. Incluso, si el Reglamento lo permitiera, les gustaría utilizar una soga para atar toda la iniciativa del contrario, incluso echándoles un lazo al cuello como en un rodeo de vacas bravas.

          Parece increíble que, a estas alturas de nuestra experiencia futbolística, no hayamos sido capaces de entender que el marcaje individual por persecución es el más improductivo y fácil de superar. Incluso puede llegar a ser muy perjudicial para el propio equipo si no se sabe practicar correctamente. Un marcaje individual inadecuado se puede arrastrar a zonas ciegas, nulas, donde las aportaciones defensivas puedan ser inapreciables. Solo las acciones combinadas, conjuntas de todo el equipo, pueden aportar fórmulas defensivas más prácticas. Las ayudas, los desdoblamientos, las coberturas, los marcajes en zona o mixtos según que lugares del campo ocupan los delanteros o centrocampistas excelentes, son acciones colectivas necesarias para conseguir objetivos beneficiosos.

          Por fortuna ya son pocos los entrenadores que confían exclusivamente en los marcajes individuales para superar a los jugadores contrarios y anular sus iniciativas. El jugador contrario con balón debe sentir la presión cerca, los espacios se los deben cerrar entre varios del equipo contrario y con escalonamientos, las coberturas múltiples son las que van a impedir al jugador creativo encontrar continuidad en sus regates, etc. Podrá salir de uno, de dos, pero en el tercero acabará neutralizado si el equipo sin balón sabe coordinarse defensivamente. Por el contrario, los marcadores en individual suelen ser robots que no entienden el juego y, marcando solo como si fueran un sello de correos, acabarán trastornados por la inteligencia del contrario. Probablemente, un día de éstos, los futbolistas descubrirán que la mejor manera de desmarcarse es, como un paso previo, automarcarse.

          A este respecto es bueno recordar un chiste que, incluso, fue catalogado como el más gracioso del mundo. Científicamente descubierto por el psicólogo Richard Wiseman, que de vez en cuando lo cito: “Dos cazadores se encontraron en un bosque y de pronto uno de ellos se desplomó. Parecía que no respiraba, tenía los ojos vidriosos. El otro cazador, apurado, cogió su móvil y llamó a los servicios de emergencia. Con nervios y jadeando por el miedo dijo: - Mi amigo está muerto… ¿Qué puedo hacer? La operadora le responde: - Cálmese, puedo ayudarle… Primero, asegúrese de que está muerto… Se produjo un gran silencio, luego se escuchó un disparo. El hombre, de nuevo al teléfono, comentó: - Muy bien, ¿Y ahora qué…?”

          Imagínense que el cazador del chiste hubiera sido defensa central de un equipo de fútbol y cumpliera las instrucciones de su entrenador como hizo con las pautas señaladas por la telefonista. A mi me daría miedo darle instrucciones al pie de la letra a ese tipo de personajes… ¿Que habría hecho al indicarle: “¡Oye, que Messi no se mueva en todo el partido…!”? Me entran escalofríos de risa. ¡O de pena...!

          MAROGAR (Enero.2011)