Modernidades del fútbol. 2 de 2.

20.01.2015 18:03 de  MAROGAR .   ver lecturas

“No sé cual es el motivo del éxito, pero sí el del fracaso: querer agradar a todo el mundo”. (Madonna).

Volviendo a la “salida lavolpiana”, se apunta también que puede llevarse a cabo por medio de dos vías: Desde una acción a balón parado (Saque de meta) o con el balón en juego pero partiendo desde la zona de iniciación. Automatismo que inicia el guardameta o cualquier otro defensa… Bien los laterales a la posición de volantes, incluso ocupando posiciones de mediocentro; con lateralizaciones de los centrales; el mediocentro baja a la zona de líbero entre centrales; etcétera. Todo ello con ayudas permanentes, buscando superioridades continuas. Se apunta que Pep Guardiola dedicó un artículo en 2006, con motivo del Mundial, que tituló: “Salir de novios”. Se insiste, previamente, que Guardiola es un “evolucionador”, aportando soluciones diversas: Presión de 6 segundos tras pérdida, falso 9, rombo, juego de pies del guardamenta, 4.3.3., siete centrocampistas en una final del “Mundial de Clubes”, etcétera. La “salida lavolpiana” fue un recurso más que, cuando algunos equipos lo contrarrestaron, evolucionó tal solución incluso llegó a renunciar a ella… Por otra parte, otros entrenadores también la practicaron en su momento: Marcelo Bielsa, Juanma Lillo, José Mourinho, Juan Carlos Garrido… “Me contaron cuando estuve en México que Ricardo Lavolpe, de manera intervencionista y conductista, obliga, en los entrenamientos, durante 30 minutos, a que sus defensores avancen, ellos y la pelota, una y otra vez. Al más mínimo error en un pase, o no ensanchar el campo estirándolo como si fuera una goma hasta las líneas de banda, o no jugar con el portero cuando se debía jugar, repito al más mínimo error, vuelta a empezar. Para, corrige, grita y vuelta a empezar. Una y otra vez. Cientos de veces hasta que sus tres defensores hagan de novios durante 30 minutos. Ellos y la pelota”.

Jhon Carlin (ElPais.com) nos hizo reflexionar sobre las “modernidades” del fútbol… Esas modernidades que se olvidan del pragmatismo y de la realidad absurda en que se puede convertir un equipo, un partido de fútbol, una Liga o un Campeonato Mundial. Y aunque es una realidad que van consolidándose los modelos matemáticos para localizar a mejores jugadores en sus expresiones dentro de un partido de fútbol, es posible que la intuición no pueda ser excluida… Carlin escribió en 3 de enero de 2015: “Hay certezas conocidas y certezas desconocidas. Luego hay cosas que no sabemos que no sabemos y cosas que no sabemos que sabemos”. (Donald Rumsfelde, ex Secretario de Defensa de EE.UU). Curiosamente, una máxima que sustenta la mayoría de los argumentos que yo esgrimí en mi libro “La Ignorática y el fútbol” y un hilo conductor para esa búsqueda permanente por un fútbol siempre cambiante.

“El banco de inversión Goldman Sachs —digno rival del gobierno de Corea del Norte y de la FIFA al título de organismo más repelente del planeta— publicó un informe de 60 páginas en mayo del año pasado en el que pronosticó que Brasil ganaría el Mundial, venciendo a Alemania en el camino. No fue un ejercicio frívolo. Los analistas de riesgo y otras eminencias del susodicho banco, 120 de los cuales se habían repartido un bonus de 470 millones de euros a finales de 2013, llegaron a su conclusión tras un minucioso examen de los factores que podrían influir en los resultados de cada equipo. Por si alguien no se enteró, Brasil cayó eliminada del Mundial 2014 tras perder 7 a 1 contra los alemanes y Goldman Sachs también quedó humillado. Los individuos más listos del mundo, los que convencieron al gobierno de Estados Unidos (en el annus horribilis 2008) para pagar un “rescate” de diez mil millones de dólares mientras seguían acumulando enormes beneficios hacen el tonto cuando intentan comprender el fútbol, el misterio frente al que no tienen respuesta alguna. Para los amos del universo esta es la última frontera, la que son incapaces de superar…”

Quizás viendo este fracaso en un diagnóstico aparentemente fácil, sea más fácil entender lo que firma Cayetano Ros acerca de las razones que el Valencia esgrimió para vender al futbolista Isco al Málaga, ignorando su potencial futuro.  Al parecer, en el verano de 2011, el Valencia traspasó por siete millones de la cláusula de rescisión al citado futbolista con 19 años: “Carece de las condiciones para convertirse en un profesional… Tiende a engordar, trabaja poco y peca de soberbia”. A lo mejor, cuando uno necesita dinero le pone argumentos a todo lo que favorezca dicho acopio.  Tres años y medio después, Francisco Alarcón, Isco, les llevó la contraria en todo: “Fino, laborioso y humilde” para adaptarse a las exigencias de centro del campo del Real Madrid. Los responsables de esta decisión (Manuel Llorente, presidente; Unai Emery, entrenador; y director deportivo, Braulio Vázquez) según dicho artículo. Y, curiosamente, el jugador había estado en Valencia desde los 14 años procedente del Atlético Benamiel. ¿Sólo había aquellos informes de Isco, tan negativos en lo personal? El entrenador del filial, Vicente Mir, había avisado que Isco, con Alcacer, “llegarían muy lejos”, sobre todo estaba seguro en el caso de Isco. Dicho lo cual, ¿Es una rémora para Unai Emery este fracaso en un diagnóstico fallido? Yo personalmente mantenía la idea de que Isco estaba siendo demasiado “alabado” por los medios de comunicación y demasiado insistentes sobre la titularidad del malagueño. Son demasiados casos en los que este tipo de futbolistas tiende a acomodarse, se apoyan en exceso en las alabanzas de los medios, y con el afán de ignorar los puntos débiles. De pronto, para mí ha sido una sorpresa positiva, el jugador ha mejorado en su actividad física general, esfuerzo defensivo, dinámica general, ha mejorado su individualismo a favor de la cooperación, ya no conduce tanto el balón y lo comparte… Sin duda, los futbolistas evolucionan y no solo por la labor de un entrenador en concreto sino por el entorno de sus compañeros, la manera de jugar de los compañeros, etcétera. Por tanto, algo tan natural como es la evolución profesional y personal requiere de paciencia y no está sujeto a fórmulas matemáticas ni otras modernidades…

Luis Enrique está teniendo problemas en el Barcelona con el psicólogo que, según él, solo le asiste a él mismo. Parece mentira, nadie sabe a lo que se dedica, las misiones que desarrolla, pero todo el mundo lo critica… Es la misma modernidad que utilizó Benito Floro en su época del Real Madrid y solo sirvió para “cachondeo”… En estos últimos días el periódico “The Sun” ha anunciado que Luis Van Gaal habría decidido contar con la ayuda de un “gurú”, precisamente en el Manchester United que los resultados no van demasiado con las inversiones realizadas. El entrenador holandés es muy dado a diseñar nuevos métodos de entrenamiento y habría decidido contar con la ayuda de un “Gran Maestro Zen”, intentando mejorar la mentalidad de sus pupilos. Al parecer, Van Gaal quiere dar un paso más allá que Alex Ferguson “nunca llegó a los juegos mentales auténticos con sus estrellas”.  El diario británico se toma la iniciativa con humor y exhibe fotografías de jugadores en posturas acrobáticas… ¿Son modernidades razonadas o medidas desesperadas ante tanto traspié?

Salamanca, 20 de enero de 2015.