El fútbol tampoco es futbolín...

25.08.2015 09:05 de  MAROGAR .   ver lecturas

Recordemos cómo jugábamos al futbolín en nuestros tiempos juveniles. Los dos equipos contendientes amarrados a sus barras de acero, rígidos: portero, dos defensas, tres centrocampistas y cinco delanteros, en el clásico sistema piramidal. Normalmente, todos le atizábamos duro a la pelota de cemento para alejarla de nuestra portería, apenas había juego creativo desde la defensa. Aún recuerdo el cimbreo ruidoso de las barras de acero que producíamos en aquel combate embarullado.

También había especialistas que, con la barra delantera, aprisionaban la pelota con los dos pies juntos del “maniquí” haciendo fuerza contra el piso. El campo, lógico, no se regaba pero la persona que manejaba lubricaba con saliva el suelo, de esa manera la pelota aprisionada resbalaba en un movimiento unísono jugador-pelota, maniobraba izquierda-derecha-izquierda, era la acción previa al tiro que descolocaba la posición de la barra de defensas contraria… El hueco de la portería se intentaba cubrir compaginando la colocación diagonal de uno de los muñecos miniaturas defensores y el portero…

A algunos entrenadores les gustaría jugar al fútbol manejando a sus jugadores como en el futbolín, todos insertados en una barra ocupando un área concreta del campo, rígidos, fijos. todos obedientes, juntos, sin desplazarse más allá de su zona fija, basculando siempre en el mismo plano para defender. Pero el futbolín “tayloriano” no es posible aplicarlo en la realidad del fútbol auténtico, porque los futbolistas no son artefactos sino personas con mentalidad y sentimientos… Por lo que es fundamental instruir, educar, dejar libertad de acción y los jugadores se apoyen unos a otros, se ayuden, se escalonen y no jueguen todos en la misma línea o plano, redistribuyéndose en las áreas de actuación… Porque el futbolín siempre cuenta con el mismo balance de futbolistas en el juego ya se ataque o se defienda. Por supuesto, en el fútbol los jugadores aportan inteligencia y flexibilidad de adaptación, es fundamental.

Me acuerdo de Fernando Hierro jugando en el Valladolid ocupando la zona del 8, “interior derecho” decimos los antiguos. En el Real Madrid acabó jugando de defensa central con excelente rendimiento durante años y en la Selección Nacional. Una temporada con Radomir Antic se incorporó a la misión de medio centro y recibió críticas a mansalva. Las razones de Antic eran la incorporación de un jugador “de altura” en la zona de mayor tránsito del balón y, sobre todo, que la recta central permitiera llegar más fácil a Hierro por sus buenas dotes de tiro a puerta y buen remate de cabeza. Sin duda, una ruptura mental poco entendida por algunos “expertos”…

El Real Madrid fichó en estos días de atrás a Kovacic, procedente del Inter de Milán. Vi muchos vídeos del jugador y destaca su buena conducción desde atrás, desborde en la salida con el balón con largas conducciones, arriesgando la pelota incluso con “La Marsellesa” de Zidane, “llegador” al área contraria y también buen creador de acciones de gol, bien con pases filtrados, bien con finalización propia. Sin embargo, el propio jugador asegura: “El lugar donde me siento más cómodo es de centrocampista defensivo, pero será el entrenador el que decida”. Es evidente, tenemos visiones distintas pero ello mismo ya denota que no es un jugador de futbolín…

Salamanca, 25 de agosto de 2015.