Farsa en El Ejido (0-14).

Contra toda lógica fue autorizada la disputa del partido entre Poli Ejido y Lorca Atlético. La entidad local ya anunció a lo largo de la semana la imposibilidad de continuar compitiendo hasta el final de temporada. No contaba con las exigidas siete licencias de jugadores del primer plantel. Con juveniles, y algún superviviente del primer equipo, El Ejido se despide del fútbol de Segunda B. Con una lamentable imagen que debe atribuirse a la pasividad federativa (todo el mundo conocía que el equipo andaluz no reuniría los requisitos para competir). No se pueden hacer peor las cosas. Así no se dignifica una categoría martirizada por los impagos, por las irregularidades. El 0-14 se transformará, por dictamen del Comité de Competición, en 0-3 al considerarse la farsa del domingo una incomparecencia (por encima del concepto de "alineación indebida", existen los precedentes de Villanovense-Poli Ejido o Montañeros-Cerro Reyes en la pasada campaña). Sólo hubiera faltado que el marcador expresado por el campo se convalidara para beneficio del Lorca Atlético, obligado a participar de la comedia. No se entiende que el pasado fin de semana, en Villanueva de la Serena, se impidiera la disputa del partido en idénticas circunstancias y este domingo el criterio se haya modificado. No vale justificarlo como "potestad arbitral", como libertad de decisión de Bernal Moreno.

Entre las víctimas que se cobra el partido se pueden enumerar el Lorca Atlético, forzado a viajar y a disputar un duelo que no será convalidado (podría haber levantado el pie del acelerador, pero su conducta es legítima). Los juveniles del Poli Ejido, meros instrumentos para intentar prolongar la agonía del club, a costa de su imagen. Y el fútbol español, en general. El que encabeza a nivel internacional el ranking de clubes en situación de Ley Concursal o el que en las clasificaciones de cumplimiento salarial está al nivel de Albania o Chipre.