"Al Rincón de pensar"

04.12.2021 00:00 de MAROGAR .   ver lecturas

“Dios no te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de convertir tus sueños en realidad” (@Candidman).

           Todos los jueves, firmo un artículo en “Salamancartvaldia.es”, sección “La Ignorática y el fútbol”, bien idealizando mi visión diferente del fútbol, “trasteando” con las infinitas posibilidades literarias del deporte rey. 

            Otro colaborador en la misma web, Raúl Izquierdo, firmaba el 8 de julio su artículo “Oh, dios Fútbol”.  Y me encontré con un manifiesto del fútbol para mí impensado, superior, encantador, espiritual. El licenciado en derecho y filosofía fue capaz de sorprenderme con unos pensamientos profundos que me elevan, que me alientan, en esa búsqueda mía, permanente, de nuevas visiones del fútbol:

“Oh dios Fútbol, heme aquí, que soy un pecador desconsiderado, reincidente y crónico. Que no cambio ninguno de mis planes para ver un partido, que no estoy abonado a ningún canal temático de tu dignidad y que no soy socio de ningún club de tu altísima excelencia.

Oh dios Fútbol, perdona mi alejamiento, mi desidia, mi poca intención de volver al redil (en el que ciertamente nunca estuve).

Oh dios Fútbol, lava mi culpa de no ser forofo de ningún club, especialmente de los grandes de siempre, de los que lo ganan casi todo porque tienen más pasta que otros

Perdona si prefiero gastarme mi dinero en otros menesteres que a mí me rentan más y mejor. 

Perdona si quiero ser yo quien decida cuándo estar contento o enfadado y no hacer depender mi estado de ánimo de si unos han ganado u otros han perdido. Perdóname si quiero ser libre frente a ese espejismo tan descarado y burlón.

Oh dios Fútbol, ten misericordia de mí, si a veces me he reído de aquellos que viven un partido como si les fuera su propia vida y hacen depender de goles ajenos su felicidad. 

Oh dios Fútbol, sí, yo soy de los que creen que la habilidad de dar patadas a un objeto llamado balón es una más de las muchas posibles. Y creo que en todo lo que uno practica y repite, acaba siendo regular o mejor que otros, pero nada más. Y creo que hay otras habilidades tan importantes, útiles y maravillosas como la música, el arte y la cultura, las habilidades sociales, y todo el deporte en general.

Soy de los que cree que ningún club ni ninguna selección me representan en nada, más allá de su nombre. En realidad, creo que mi vida poco o nada cambia con los resultados deportivos de un equipo.

Sí, dios Fútbol, he sido irreverente con tus santos, con tus ministros sagrados, con aquellos que aparecen en los cromos, que son colocados en grandes posters y campañas, con los que anuncian colonias o zapatillas deportivas. Ten piedad de mí, porque soy indiferente con ellos, porque poco me interesan.

Oh, dios Fútbol, he profanado tus rituales y tus discusiones de bares. No te he tenido en consideración cuando admiro a tantas mujeres y hombres que dan su vida por los demás de tantas formas, estilos y posiciones. Esas personas sí que me merecen la pena. Tantos profesionales, voluntarios, gente buena… gente que suma, que hacen de este mundo un lugar mejor para otros …

Oh dios Fútbol, he cometido el pecado de cuestionar tus primas, derechos audiovisuales, pagas, sueldos… Y me he escandalizo cuando escucho lo que cobran algunos de tus “elegidos”… 

Oh dios Fútbol, he blasfemado hacia ti cuando veo que casi tú en exclusividad está presente en las actividades extraescolares, de colegios y de fuera, y veo tantos niños con un balón en su cabeza (dentro).

Oh dios, te he maldecido cuando veo a tantos padres y madres creerse que sus hijos pueden ser tus elegidos, gritando a los árbitros, a los entrenadores, como un hooligan más…

Oh dios Fútbol, os queda poco para ser admitido en el Olimpo junto a Zeus, Poseidón o Hades… pero mientras llega ese momento, te vuelvo a pedir perdón de forma preventiva, pues si eso ocurre, no me verás en tu santuario haciendo una ofrenda. Las velas y los inciensos se las dejo a otros. 

Yo, soy un pobre pecador”.

5.diciembre. 2021.