Realidades filosóficas del fútbol. 1 de 3.
“Las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan”. (Rudyard Kipling, despreciaba el fútbol).
Es verdad que, desde fuera, eso es lo que parece el fútbol: Que está lleno de idiotas que se gastan el dinero de una manera orgásmica. Pongamos el caso de los equipos españoles, a partir de la posición 12 hasta el último lugar. Antes de celebrarse la última jornada de Liga, casi todos ellos han cambiado de entrenador y, sin embargo, permanecen en las mismas posiciones arriesgadas que al principio de la Liga. Veamos: La Real Sociedad, ocupa el puesto número 12 con 24 puntos, echaron a Jagoba Arrasate y contrataron al inglés Moyes, parece una de las más claras decisiones positivas; en la posición 13 se encuentra el Athletic de Bilbao, mantiene 24 puntos y el entrenador Valverde trata de mejorar a su equipo desde el inicio de la Liga; el Coruña, con idéntica puntuación de 24, con Víctor Fernández lo pasó muy mal durante muchas jornadas del principio de la Liga y, ahora mismo, no está cuestionado ¿Hasta cuándo? ; el Getafe acumuló 23 puntos y la incorporación de Quique S. Flores fue para sustituir a Contra que fue “traspasado” al fútbol chino por una determinada cantidad; y el Almería llegó a 23 puntos con Juan Ignacio Martínez quien sustituyó al joven Francisco Javier Rodríguez Vilchez. Mientras que el Elche también suma 23 puntos, un excelente ejemplo de lealtad hacia la labor del entrenador Fran Escribá. Pero lo más chocante es el caso de los tres últimos clasificados, Granada, Levante y Córdoba. Los tres cambiaron de entrenador y están sumidos en el “hondón” de la tabla. Suman, respectivamente, 19 puntos tanto el colocado en la posición 18 como en la 19, siendo el último clasificado el Córdoba con 18 puntos. Por tanto, Caparrós abandonó el Granada a favor de Abel Resino; y José Luis Mendilíbar fue sustituido por Lucas Alcaraz. Sin duda, todos son entrenadores capacitados que siempre les toca luchar con ese tipo de equipos. Y Djukic no ha podido reflotar aún al Córdoba que empezó tan mal con el entrenador anterior que lo había subido de categoría, Ferrer. Son ejemplos con una filosofía clara de gestión, los presidentes descargan sus conciencias y las arcas del club, pero al menos siempre podrán esgrimir que “lo intentaron todo”…
El excelente escritor Juan Cruz, barcelonista, después de la derrota del Barcelona el sábado 21 de febrero contra el Málaga, escribió algunas reflexiones: “Nada pasó sino que no pasó otra cosa que indecisión, imprecisión y duda; en ese clima, al Málaga de Javi Gracia no le costó nada impresionar al Barça en las líneas delanteras cuando daba la impresión de que eran los azulgrana los que tomaban el mando. El desastre tuvo el comienzo en ese pase fatídico de Alves, pero el contagio de esa blanca palidez viajó enseguida por barrios que antes parecían poblados de talento: Messi fue superado, Neymar se contagió de la futilidad futbolística de su compatriota, y únicamente Piqué, Pedro y Luis Suárez exhibieron la capacidad de honra que tienen los jugadores cuando navegan en medio de un fracaso. Desde ese fallo, que cuest más que un tropiezo, nadie funcionó, hasta que la palidez se hizo intensa y habitó en la mente de los jugadores con la imperiosidad de un secante”. Observemos que, hasta los más inteligentes, acostumbrados a que ganen siempre los mismos, cargan las tintas sobre el perdedor y se olvidan, en este caso, del ganador. Porque el Málaga jugó un magnífico partido, aportó un buen fútbol, cerraron bien, se adaptaron para contrarrestar al Barcelona, atacaron al hombre-balón para quitarle la iniciativa y recuperada la pelota salían “disparados” hacia la portería contraria, una, dos, tres, muchas veces… Digno de elogio este estilo y magnífica actitud. Hasta me enfadé con un “tuitero” que aseguraba que el Málaga “había puesto el autobús”. Irreal… El Málaga ganó con positivismo y no practicando juego negativo, además fue un equipo que funcionó con excelente cohesión de todos sus futbolistas. Por tanto, sería bueno valorar a los otros equipos que juegan contra Atlético, Barcelona, Real Madrid, y no cargar las tintas sobre su juego excepcional, o catastrófico… ¿Qué rama de la filosofía explicaría estas disyuntivas…? Porque en un partido se oponen dos equipos y cada cual tiene sus puntos fuertes y débiles. Además, el que gana siempre jugó mejor, es el que tiene la razón…
En una entrevista reciente a Z. Z. (Zinedine Zidane) le preguntaron al respecto del fútbol (Rafael J. Alvarez, ElMundo.es, 31.01.2015): “Yo sin el fútbol no sé qué sería, jamás pensé en hacer otra cosa. Por eso soy entrenador. Es lo que me anima todos los días. Y el fútbol sin mí sería lo mismo que es. Nosotros somos jugadores, tenemos un tiempo y pasamos… Cuando pienso en un balón pienso en mi vida. Me ha dado la alegría, los amigos y la familia. Todo…. Un balón siempre es una tentación. Siempre que hay un amigo con un balón o paso por la calle y hay un balón, yo le doy…” Y responde a una pregunta rebuscada: “¿En qué jugada le gustaría reencarnarse?”. Y Zinedine Zidane contestó: “En el gol al Depor en el Bernabéu. (El 5 de enero de 2002 tomó la pelota en el borde del área, burló a su marcador pasándose el balón de un pie a otro, se escoró a su izquierda y el disparo a gol superó a un gentío de defensores gallegos y al portero). Tengo esa imagen. Yo antes soñaba con jugadas de fútbol. Ahora no”.
Salamanca, 22 de febrero de 2015.