¿Hacia un fútbol "ultramoderno"? 1 de 2.
"Cuando miro al mundo soy pesimista, pero cuando miro a la gente soy optimista". (Carl Rogers).
En el fin de semana (madrugada del 5. febrero.2018) se celebró la "Super Bowl" de fútbol americano, el "mayor espectáculo del mundo". Los "Eagles" de Filadelfia derrotaron, contra pronóstico, a los "Patriots" de Nueva Inglaterra por 41-33, ganando la 52 edición ante 70.000 espectadores que asistieron al "Bank Stadium de Minneápolis", un estadio construido entre 2014/16 con un coste de 1.000 millones de dólares. Se asegura que presenciar este espectáculo es más caro que seguir todos los partidos de una Selección en el próximo "Mundial Rusia-2018". Hubo 111 millones de espectadores por televisión y cada "spot" publicitario costaba unos 5 millones de dólares por 30 segundos. Son datos muy llamativos. Pero, por encima de las extravagancias del marketing, el partido fue muy competido y mantuvo el resultado incierto hasta los últimos segundos del juego, siendo un enfrentamiento ofensivo desde el inicio. El partido se desarrolló en cuatro parciales de 15 minutos, con 11 jugadores en el campo de juego por parte de cada equipo y otros 53 jugadores disponibles para entrar en juego. El campo de 100 yardas (1 yarda equivale a 0,9144 metros) y con unas normas complejas, de difícil entendimiento, a mucha gente le gusta la guarnición, pero a otros tantos, y a los espectadores televisivos les subyuga el conjunto de lo desarrollado en el campo de juego. A otros no les importará el papel del reloj en el transcurso del partido, la alternancia en la posesión de la pelota, cuántos puntos se ganan con un "touchdown "(gol en fútbol americano). Pero, en general, les interesa la pugna atlética, la entrega, los impactos "bestiales" en la disputa del móvil ovalado, la globalidad del "show" complementario al deporte, incluso mucha gente se distrae con los anuncios comerciales por su gran impacto artístico, además de la importancia de las marcas distinguidas, incluso muy por encima del propio fútbol. Estamos hablando del mejor espectáculo deportivo del mundo, el que mueve más gente, más dinero, más publicidad, más consumo, más inversiones en jugadores y que maneja los mejores medios electrónicos para que el espectáculo sea bien arbitrado y el máximo de incentivos para el espectador… Al mismo tiempo, observamos la gran profesionalidad de los jugadores manifiesta en todas sus expresiones, la pugna competitiva se percibe como excepcional, casi insuperable hasta el último segundo. El partido se llegó a decidir en los últimos segundos por un fallo manifiesto del mejor especialista de los "Patriots"; por supuesto, con el acierto de los contrarios…
El 14 de febrero, por fin, se juega el primer partido de la eliminatoria Real Madrid - PSG. Antes del partido, había ya más partidarios de los franceses en España que del propio Real Madrid, una especie de "pájaros de mal agüero" que anuncian el fracaso de los madridistas a pies de Neymar, Mbappé y Edinson Cavani; sin tener en consideración que Ronaldo sigue siendo el mejor goleador de la "Champions", o que Bale sale de su larga lesión habiendo marcado unos cuantos goles en Liga y que resurge la esperanza hacia un mejor rendimiento; o que Benzema sigue abriendo huecos útiles para sus compañeros con su particular manera de ejercer de 9. Seis de los mejores delanteros del fútbol mundial, situados tres a tres en cada uno de los equipos, respectivamente. Un auténtico lujo para el espectáculo. Con todo, habrá que esperar al balance final de la eliminatoria. Porque nadie habla de las "defensas" de los equipos, o de los "defensores" que actúan individualmente. Mientras que se pondera lo bien que ataca Alves para el PSG se contrapone lo mal que defiende Marcelo en el R. Madrid, ya se les olvidó a la mayoría que Alves jugaba en aquel Juventus de "mordió el polvo" la temporada pasada. Y otras tantas incongruencias como que se da por sentado que PSG marcará en el Bernabéu y se desprecia que el R. Madrid pueda marcar sobradamente en el Santiago Bernabéu, incluso también en París. Los debates me han resultado muy peregrinos, enfrentando incluso a jugadores entre sí porque muchos críticos observan que tanto Isco como Lucas Vázquez debieran jugar de salida con mayor mérito que Benzema y Bale… En todo caso, este tipo de partidos es el que nos puede llevar hacia la "ultramodernidad" en un campo de fútbol…
Luego se jugó el primer partido en el Santiago Bernabéu. Los de casa iniciaron el juego con mucha energía, atacando sin balón al fondo del campo, recuperando, y el juego se equilibró más adelante. Competido el partido. Apariencia de peligro permanente en el ataque francés, pero cierta firmeza defensiva por parte de todos, especialmente Nacho que cubría individualmente a Neymar. El primer gol del PSG llegó con la colaboración de los tres atacantes, centro de Mbappé desde derecha, amague de Cavani, Neymar al balón y Nacho apurado despeja hacia el centro, llegaba Rabiot solo por el centro liberándose del marcaje de Modric que metros antes estaba emparejado. Gol con pierna derecha, su pierna inhábil. Nada que oponer. No había que buscar "culpables". Acabando la primera parte Kroos penetrando en el área por el sector izquierdo sufre un penalti inocente que permite el empate a un tanto con los buenos oficios de Ronaldo. Buen momento para equilibrar emociones. La segunda parte se inició con pérdida de balón, la iniciativa era del PSG, los marcajes no llegaban y el balón no se recuperaba. Quizás una clave fue el cambio de Emery que retira a Cavani del centro delantero, sale Meunier al lateral derecho y hace avanzar a Alves a medio campo, penetrando por allí. Durante un tiempo, la aparente mala decisión de Unay está siendo una complicación nueva para el Real. Zidane da nuevas energías al equipo, retirando a Benzema e Isco y sacando a Lucas Vázquez y Asensio, ambos dos a las bandas. En un momento dado, se aceleró el juego del Real y apareció la pasión que culminó en el éxtasis. Dos goles más para el Real Madrid, Asensio penetrando por su banda izquierda (La que tanto daño nos estaba haciendo) y Ronaldo de muslo izquierdo marcó el 2-1. El tercero, impensable, centro duro de Asensio por bajo y Marcelo que entraba a toda velocidad centrado en la portería del PSG logra rematar casi con la pantorrilla pero con suma precisión que supone el 3-1. ¿Puede un equipo encontrar tanta rentabilidad en tan poco tiempo? Algún exjugador del Real decía en una emisora al final: "Lucas Vázquez y Asensio fueron los mejores". ¡Caramba! ¡Qué poca perspectiva! Todos trabajaron y cansaron al rival, estos dos se favorecieron del momento de éxtasis deportivo y aportaron su nueva energía. Se nos olvidó que estos mismos dos jugadores también jugaron en la eliminatoria contra Leganés y perdieron. O sea, nada de desmerecer a los que habían jugado 70 minutos anteriores. Esta es la grandeza del fútbol, la aportación múltiple, cada cual en su momento… El fútbol es un deporte de "momentos"… Los que habían enterrado ya al equipo español ahora andan buscando "razones" paranormales para este triunfo inapelable.
Nacho Carretero en "Jot Down", del que sintetizo, escribía: "Odio eterno al fútbol moderno": "Añoro el fútbol subdesarrollado de antes, sin fans histéricos haciendo fotos al delantero rival después de que haya metido un gol a su propio portero, ni treinta periodistas desplazados a otro país por un partido. Sin anuncios de cremas hidratantes y bancos. Sin niños preocupados por el color de sus botas. Yo quiero el fútbol en esencia. Sin señores prostituyéndolo". En www.historiasminimalistas.com., Mennoti se explayó: "El juego es otra cosa. Ni moderno ni antiguo, ni lento ni rápido, ni vertical ni horizontal. Es un juego como el ajedrez. Que tiene tres bases fundamentales: tiempos, espacios y engaños. Usar bien los espacios, manejar bien los tiempos y engañar al adversario, ya sea individual o colectivamente. Eso es el fútbol. El equipo le hace creer que vamos para acá, y vamos para allá. El jugador lo mismo". En otra entrevista, Menotti aseguró que "el 90% de los futbolistas no saben jugar al fútbol". Como vemos, nada hace vislumbrar que el fútbol viaje hacia el "ultramodernismo".
Podemos observar que hay opiniones para todos los gustos y hasta enfrentadas. Insiste Nacho Carretero: "Sí, en el fútbol soy retrógrado. Y totalitarista, añado. Porque opino que el fútbol no es la vida. Que no se pueden trasplantar los ideales que aplicamos en nuestra realidad al fútbol profesional. Yo en la vida, por ejemplo, creo en la libertad por encima de todas las cosas, en los derechos individuales y humanos y en la solidaridad. En el fútbol, en cambio, apoyo un intervencionismo y prohibicionismo salvajes. Prohibiría casi todo lo que implique lucro, en pos de una competición pura, esencial, basada en el talento y capacidad de cada club para sacar lo mejor de sus chavales. Y doctrina comunista para el dinero que surja: se reparte. Si no a partes iguales, sí de una forma proporcional. Neutralizadas las tonterías con mano de hierro, volveríamos a disfrutar del deporte sin más, con jugadores a los que el peinado no les importe más que los goles y que no hagan anuncios de calzoncillos mientras dicen "máquina" y "monstruo" cada tres palabras. Volveríamos al fútbol con identidad. La identidad o, mejor dicho, la ausencia de ella, es otra de las claves que definen el fútbol moderno".
En "Jot Dwon" sigo leyendo: "¿Qué hemos hecho con la pasión? Con el mercadeo instalado en el fútbol los clubes se convirtieron en objeto de deseo para especuladores y millonarios. Llegaron y llegan a nuestro fútbol los jeques y "petro-ricos", que nada entienden del balón - y mucho menos de fidelidad a unos colores - y se creen que esto se gana fichando a los que más veces salen en la tele… Seamos realistas. La deriva del fútbol es imparable. Si hay posibilidad de riqueza nada ni nadie detendrá el negocio… Algunos entendemos el fútbol como una de estas actividades, un oasis en el que lo único que importe sea lo esencial, sin lucro ni negocio, una competición de alma primitiva y auténtica. Tal vez solo cuando por fin los grandes clubes-empresas del mundo acuerden hacer una liga cerrada al estilo NBA llegue nuestro momento: el momento en el que el resto de equipos regresen al "amateurismo", recuperen lo que antaño les daba sentido y compitan entre ellos sin otro objetivo que la impagable gloria de vencer".
Salamanca, 15 de febrero de 2018.