Estrategias de "Océano Azul" en el fútbol...

17.01.2016 23:13 de MAROGAR .   ver lecturas

La llamada estrategia de “Océano Azul”, creada por W. Chan Kim en 1990, es una intentona de ampliar el mercado a través de la innovación, aunque parece contraproducente cuando se asegura que las compañías necesitan dejar de competir entre sí para lograr el éxito. Todo un contrasentido aparente, más aún si dicha estrategia quisiéramos aplicarla al fútbol, donde ganar el máximo de partidos es una necesidad vital, incluso es consustancial con el juego del fútbol donde si no se gana el primero que se va al garete es el presidente de turno y, sobre todo, el propio director técnico. Hasta ahora, tanto el éxito como la competencia, se han asociado a la llamada estrategia de “Océano Rojo”, fórmula tradicional de hacer negocios donde las industrias compiten en espacios existentes del mercado; por lo que las estrategias de “Océano Azul” están mínimamente explotadas… Quizás enfrentándose a cuatro principios básicos se puedan crear unas nuevas reglas de actuación: 1. Crear nuevos espacios; 2. Centrarse en la idea global y no en los números; 3. Conocer más allá de la demanda existente; 4. Asegurar la viabilidad de la estrategia. En dicha publicación se nos señala el ejemplo de una estrategia rupturista, llevada a cabo en el mundialmente famoso “Cirque du Soleil”, creado en Canadá en 1984 por un grupo de actores. Esta nueva idea aportó más de 40 millones de personas en noventa ciudades de todo el planeta, lo que supuso una auténtica transformación del circo tradicional evolucionando a una especie de “circo teatral” con el que se rompieron fronteras, la gente se encontró con nuevas diversiones de una gran riqueza intelectual, además se consiguieron nuevas aportaciones emocionantes: la danza, la música, la elegancia de vestuario, etc., todo ello convirtió el circo en una creación modernista insospechada. Pero, ¿y qué tiene que ver todo ésto con el fútbol?

En el fútbol, todos los equipos pugnan por tener el mayor presupuesto, su propuesta es la de fichar a los futbolistas más caros, a los entrenadores que más ganan, su insistencia estratégica se centra en activar mayores ingresos de marketing, televisión, espectadores, entradas y carnés anuales, ventas de camisetas o artículos variados... Esa constante no contiene ningún aspecto diferencial entre Sociedades futbolísticas, luchando todos con la misma estrategia comercial y muy pocas variantes operativas que apenas los distinguen salvo en los circunstanciales resultados deportivos. Cayendo en la dinámica histórica de que si se gana, todos tan contentos; y si se pierde todos muy cabreados. Mientras tanto los “cangilones de la noria” siguen dando vueltas siempre en el mismo sentido y de manera rutinaria. En la práctica, todos luchan por “pisarse” los fichajes, las redes de agentes ofrecen sus “productos” al mejor postor y entre todos ellos acaban subiendo el precio de los jugadores… En una misma Liga se observa que los equipos cobran cantidades importantes en las entradas y carnés, sin tener en consideración los mayores ingresos obtenidos por otros conceptos, recientemente los clubes españoles obtuvieron mejoras de ingresos en los contratos televisivos pero no conozco a ningún club que diera la noticia de bajar las entradas y carnés a favor de sus seguidores. El fútbol sigue siendo caro de ver en el Estadio, incluso aquellos equipos que presumen de labor de cantera, no llegan a optimizar sus talentos de manera que formen parte mayoritaria de sus plantillas de futbolistas y de esa forma permitieran actualizaciones de precios a la baja… Entonces, ¿qué otros beneficios obtienen los “socios” de un club de fútbol salvo garantizarse el acceso al Estadio para ver los partidos, anticipando el precio de las entradas al inicio de la temporada…?

Las sociedades deportivas no están apostando por iniciativas de “Océano Azul”, una gran mayoría de clubs fichan cada temporada más de la mitad de la plantilla. A este respecto, me parece una estrategia diversificada, distinta, lo que hace el Sevilla con su particular sistemática de observación de futbolistas de buen nivel que puedan incorporarse al equipo, a unos precios singularmente bajos para añadirles valor en una o varias temporadas y, posteriormente, ponerlos de nuevo en el mercado a precios multiplicados. Por otra parte, aún sabiendo que la mayoría de jugadores suelen captarse en caladeros desconocidos, ellos mismos no disponen de un cartel deslumbrante de ahí sus precios razonables, tiene ventajas e inconvenientes. Porque esta estrategia entra en conflicto con la cohesión del equipo por la continua movilidad de jugadores y el que más lo sufre es el propio entrenador hasta que concilia a mitad de temporada todos los puntos positivos de su “Torre de Babel”. Siguiendo con el ejemplo del Sevilla, podrían hacer más partícipes a sus socios y aficionados mediante un sistema de propiedad colectiva. La gente conoce la eficiencia y gran solvencia del Sevilla en esta faceta, pues entonces el fichaje de un  futbolista pongamos un coste de 3 millones de euros,  si fuera financiado en partes alícuotas entre 30.000 socios con carné, representaría una inversión módica de 100 euros por persona. A la hora de la venta de dicho jugador, el socio obtendría un beneficio añadido a su carné y a su modesta inversión. En esas proporciones, los socios-propietarios no solo pagarían por ver partidos sino por participar financieramente con su club. Una especie de “crowdfunding”, o micromecenazgo, por el cual se beneficiaría tanto el club como sus socios específicos. Algo que está ahora en boga pero no en el fútbol, salvo esos fondos de inversión de futbolistas que están financiados por agentes y capitalistas al uso… ¿Estamos proponiendo una locura operativa?

Significar que, en el libro de W. Chan Kim, se puede leer que en Estados Unidos, la compañía NetJets creó un concepto de venta de fracciones de la propiedad de los reactores, hasta un mínimo de una dieciseiava parte de la propiedad de la aeronave, lo que daría a los adquirentes  un derecho a cincuenta horas de vuelo al año. A partir de una inversión de 400.000 dólares, más el coste del piloto, el de mantenimiento y otros costes fijos mensuales, los propietarios pueden comprar una participación en una aeronave valorada en 7 millones de dólares. De este modo, los clientes gozan de las ventajas de un reactor privado al precio de billete de vuelo en una aerolínea comercial en primera clase o en clase Business. ¿Ciencia ficción en el fútbol? Es una alternativa sobre la que reflexionar no nos hace daño, además en el futuro no habcría que recurrir al jeque, o al chino de turno. Como repite siempre Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, “el club es de sus socios”… ¡Pues venga, que así sea…!

Como ocurre con las tácticas y estrategias de fútbol, no existe un equipo ganador para toda la vida; tampoco existe una compañía de alto rendimiento perpetuo por lo que debemos poner atención en continuas variantes y nuevos desarrollos estratégicos. En los años ochenta leíamos “En busca de la excelencia” y allí descubrímos las empresas ganadoras y sus métodos de entonces. Pues bien, dos terceras partes de aquellas empresas modelo se cayeron de sus pedestales a los cinco años de la publicación del referido libro. Y se citaban: Atari, Chesbrough-Pond’s, Data General, Fluor, National Semiconductor, etcétera. Por tanto, el fútbol no puede seguir en sus estrategias de “Océano Rojo”, o sea, cada año más presupuesto y fichar al futbolista maravilloso que meta más goles y venda más camisetas. Esta fórmula acabará siendo insoportable… Viene a cuento recordar que el Barcelona fue sancionado por FIFA a no poder fichar durante la Liga 2014/15 y, sin  ninguna incorporacion de futbolistas maravillosos, con la plantilla existente, ganó todas las Competiciones en las que participó…

Igualmente, en el orden táctico, los entrenadores deben incorporarse a la estrategia de “Océano Azul” para conseguir equilibrios, avances, y logros.  Es razonable citar lo conseguido por el Atlético de Madrid en la primera vuelta de la Liga 2015/2016 colándose en los puestos punteros sin necesidad de presupuestos mareantes, más controlados; o que el Villarreal esté tan próximo al Real Madrid con jugadores menos llamativos, más anónimos, más baratos, aportando un juego colectivo muy práctico, estético y por supuesto eficiente. O que el Athletic de Bilbao siga estando a un nivel llamativo si valoramos su estrategia en la formación de la plantilla con hombres que cumplen un ideario formativo singular… Incluso sorprende cómo el Rayo Vallecano puede estar en Primera renovando todos los años casi la totalidad de su plantilla a costo cero; o Las Palmas con 17 canteranos, etc. Estrategias de “Océano Rojo” como el Brasil de 1970; Holanda del 74; Argentina del 78; el Milán de Sacchi; el “Dream Team” de Cruyff; el fútbol total; la defensa de zona; el achique de espacios; el toque; la posesión; y tantas modas aplicadas pueden seguir siendo prácticas como los numerosos dibujos que hoy se representan con ecuaciones raras; pero lo que creo que está aún poco explotado en el fútbol es el entrenamiento mental, la cohesión de los grupos, el trabajo de equipo, la empatía, el compañerismo, el liderazgo compartido, la convivencia sana de las individualidades “fuera de serie”, etcétera. Todas estas estrategias serían apropiadas en un ambiente de “Océano Azul” sin renunciar a la solidez de otras ideas todavía válidas del “Océano Rojo”…

Salamanca, 17 de enero de 2016.