El toque es tan solo un pequeño mosaico del fútbol moderno; pero fundamental.

08.01.2020 12:25 de MAROGAR .   ver lecturas

“La muerte del tiqui-taca. El estilo que marcó una generación empieza a desaparecer”. (Alvaro Roca, periodista).

           “El tiqui-taca ya no está de moda, dicen. De hecho, parece estar experimentando una agonía a la que ya sólo se agarran sus radicales devotos. Un estilo que marcó una generación culminando su obra con el Mundial de Sudáfrica de España y con el mejor Barça de la historia parece llegar a su fin… El mundo del fútbol ha mutado de manera radical a lo largo de esta década después de la dictadura del tiqui-taca. La generación de jugadores que hicieron de este estilo una obra de arte se ha despedido del fútbol de primer nivel y sus sustitutos están muy lejos de aquellos bajitos que pusieron el mundo “patas arriba”, lo anterior así lo afirma Alvaro Roca, periodista, en un artículo reciente.

           Desde luego, el “tiqui-taca” es inevitable que se asocie a Guardiola como, primordialmente, a sus jugadores históricos Iniesta, Xavi Hernández y Messi como decía recientemente Allegri, ex entrenador de la Juventus, que vino a decir que los resultados no hubieran llegado solo con el “tiqui-taca” sino con la presencia de dichos jugadores en el campo, sobre todo con la efectividad suprema de Messi. Se hacen apreciaciones de este tipo ahora que el “tiqui-taca” ya no gana tanto, yo mismo cuestioné en su día que aquella religión fuera la verdadera y más cuando veía jugar al Bayern de Münich entrenado por Pep y no pulsar similares sensaciones de juego.  Pero es que tampoco los sentí viendo al Manchester City, es verdad que los jugadores eran distintos, pero es que en estos nuevos destinos de Guardiola observé muchos “centros a la olla” desde tres cuartos de campo, lo que me sorprendía sobremanera. Y otros principios del juego en desuso cuando la plebe futbolística daba por sentado que el “tiqui-taca” era un sistema por sí mismo, confundiendo muchas veces el todo con las partes. El vulgo, sin más fundamentos, llegó a fundamentar aspectos singulares como éste, además aplaudidos y jaleados por la prensa advenediza que certificaba en los partidos que el “Barcelona jugó al tiqui-taca” y con ello ya definían todo lo que querían decir.

             El propio Piqué aseguró que “Llevábamos unos años en los que exageramos nuestros estilo de juego quizás hasta el punto de que fuimos un poco esclavos. En el fútbol hay que mejorar cada año, desarrollar, porque al final la gente te conoce”. La posesión era un termómetro aceptado por la mayoría, sintetizando la información del citado periodista: “el Barcelona de Guardiola obtuvo una media del 73%, mientras que esta temporada llegan aL 57%; el Bayern de Münich culminó con un 71% en la etapa de Guardiola frente a un 57% la pasada temporada. Pero otros equipos también evolucionaron, el Inter pasó del 53% en la temporada 11/12 al 40% en esta edición; Liverpool del 61% en la 09/10 llegó al 51%; United del 62% en 2011 al 44% en 2018; PSG del 63% en la 15/16 al 54% en esta temporada; Real Madrid pasó del 62% en 2018 al 56 en la presente temporada; Valencia del 62% en la temporada 10/11 al 46% en la presente temporada y Atlético de Madrid llegó del 54% en la 9/10 al 50% esta misma temporada”. En mi último libro “Fútbol: Una pugna indescifrable” plasmé unas conclusiones después del “Mundial Rusia 2018”, siendo la principal que se perdieron muchos partidos por Selecciones que manejaron la posesión en un tanto por ciento más elevado que el propio ganador. 

              No deja de ser curiosa aquella crónica del 28.12.2019: “Hay dos cosas destacables y llamativas de la derrota del Manchester City contra el Wolverhampton (3.2). Una que el equipo de Pep Guardiola registró el dato de menor posesión desde que está en un banquillo (no llegó al 40%) y otra es detectar una corriente entre el barcelonismo que se alegra de que ya no le vaya tan bien al de Sampedor”.   Sin duda, el asunto de la posesión ha distinguido al máximo los métodos de Guardiola y ahora sirve para criticarlo. En los años sesenta, cuando jugaba fútbol en edad juvenil, al llegar a equipos organizados de primer nivel, escuchaba a mis entrenadores aquello de “Toca y te vas. Toca y te vas…”. Era todo muy elemental, pero era la esencia. Nunca había escuchado lo de “Tiqui y taca. Tiqui y taca”, me hubiera parecido ridículo. Hasta Guardiola llegó a repudiar los conceptos equívocos que el gran público había aceptado como el catecismo del fútbol moderno. Por supuesto, el toque sí que fue la esencia de su fútbol y siempre lo será.

              Arteta, segundo de Guardiola en el City hasta que en diciembre lo fichó el Arsenal, declaró aspectos interesantes sobre el fútbol y su aprendizaje al lado de Pep. Es interesante ahondar en una síntesis detallada de sus pensamientos frescos: “Con Guardiola es un reto diario… los que le rodeamos debemos estar siempre procurando mejoras, evoluciones… El reto es cómo ser mejor que el día anterior, que el partido anterior… Comparte el éxito y el fracaso. Y, además, es muy valiente. Sus decisiones siempre van enfocadas al ataque. Si hay alguna duda, pone al que mejor juega, al que mejor pie tien. Ama el ataque… Él es un fuera de serie en anticiparle al jugador lo que se va a encontrar en el campo y en darte soluciones… En lo emocional, centra su energía en llegar al corazón del jugador… Pep es muy táctico, muy intervencionista… Nuestro reto continuo es evolucionar el ataque para ser imprevisible, cómo atacar mejor en menos espacios…En nuestra idea de juego posicional, si cada uno uno está en su sitio exacto, el equipo se resiente. Si yo no presiono en el sitio correcto, todo se desarma… Ofensivamente, el juego posicional es innegociable. Luego, presionar alto, ser intenso tras pérdida, jugar con la línea alta, jugar en campo rival… Sí, pero el matiz te lo da la característica del jugador”. 

              Es curioso, los principios y fundamentos del juego pueden ampararse en la técnica de los jugadores, en la táctica preconcebida, en la estrategia que corresponda, etcétera. Pero los entrenadores, cada vez más, le dedican más tiempo y raciocinio a la calidad de las personas a su cargo. El otro día, se celebró la competición de “Liga Promises” en Abu Dabi, donde invitaron a Vicente del Bosque quien disertó acerca del fútbol. Y la gente quedó gratamente sorprendida por la profundidad y naturalidad de sus reflexiones: “Hay dos claves importantes para un entrenador: el trato humano y las herramientas para trabajar. Según vayan las dos tendremos más éxito o no. Las relaciones personales nos van a hacer mejor. Según se establezcan y se desarrollen estaremos más cerca del objetivo. Si un vestuario no se entiende estará complicado estar cerca del triunfo”. (…) “Hay que intentar ser moderado con la victoria, pero sin dramatismo ante la derrota. Hay que educar en la cultura de la derrota, ¿por qué tenemos que llorar por perder?” (…) “Un chaval no tiene que abrazar a un entrenador. Tiene que abrazarse con su grupo, con sus compañeros. El técnico es un figura que tiene que ser muy cuidadosa… Los jugadores son unos empleados especiales: están muy expuestos desde joven, ganan más dinero que sus superiores, la notoriedad pública… Me gusta que tengan pasión por el fútbol, los que no me gustan son los jugadores de los que fingen caídas y hacen lo que quieren”. 

              Ahora que se pone tanto énfasis en que el fútbol es una “gran industria” es bueno resaltar el contenido del artículo (Carmen Sánchez Silva, ElPaís, 30.12.2019) sobre “Los líderes empresariales abogan por unas empresas más humanas”. Haciendo aseveraciones muy propias para tener en cuenta en el fútbol: “Los profesionales más influyentes en las redes sociales laborales creen que en 2020 las compañías primarán al empleado en pleno proceso de automatización”. Los grandes “influencer” han hecho sus encuestas y entre tanto impulso tecnológico hay una gran coincidencia: la humanización del trabajo. De hecho, la directora general de Ashoka España, Alexandra Mitjans, asegura: “Las empresas del futuro serán humanas o no serán”. Por supuesto que necesitaremos más herramientas para ser más creativos, empáticos, trabajar en equipo, romper jerarquías, resolver problemas… Sin embargo, Juan Merodio significó que “vamos por el camino contrario a la humanización. Cada vez más “chatbots” se encargan de la atención al cliente y hasta los “influencers” son digitales”.

            Curiosamente, ahora que los algoritmos siembran el miedo en el mundo de los trabajadores, “las personas tenemos un valor que no hemos tenido nunca jamás”, afirmó Emilio Márquez. Asegurando que “las empresas que no se humanicen para que sus empleados se sientan bien tratados, puedan captarlos y fidelizarlos a través de la conciliación y el teletrabajo, se irán al garete”. La técnica futbolística no tiene por qué ser el objetivo fundamental en los procesos de selección y desarrollo profesional. Por eso es tan importante la dirección de equipos más orientada al trato humano, a la comprensión, al apoyo personal más que al estilo antiguo de “capataz trallero” que tiende a unos modos parecidos al acarreamiento de semovientes…

              Salamanca, 8. Enero. 2020.