¿El fútbol es una religión?

26.01.2016 10:57 de MAROGAR .   ver lecturas

Es evidente que muchos aficionados van todos los domingos al fútbol, aunque no vayan a misa… Eduardo Galeano, escritor y futbolero hasta la médula, señalaba que “El fútbol es la única religión que no tiene ateos”. Igual que significaba esta otra apreciación: “En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. Probablemente, ante nuestra pasión no sé si enfermiza por el fútbol, Heinrich Böll escribió aquella frase afortunada: “Me aburren los ateos, siempre están hablando de Dios…” Lo mismo que tenemos siempre en la boca las bondades del juego de nuestro equipo, de nuestros futbolistas fenómenos, de los éxitos y fracasos, viéndoles siempre bondades mientras que a los demás jugadores y equipos solo les vemos defectos, cometiendo siempre el pecado de incomprensión a los demás…

Enrique Carretero Pasín, escribió unos apuntes antropológicos sobre “La religiosidad futbolística”, vamos a paladearlo: “¿Qué es un club de fútbol?... Es una institución deportiva de acuerdo a unos criterios organizativos, pero, al mismo tiempo y sobre todo, es para los aficionados una entidad idacional, imaginaria. Es más, en el sentir del aficionado, este componente imaginario va a prevalecer sobre la dimensión propiamente institucional u organizacional”. De hecho, muchos presidentes se equivocaron cuando se hicieron dueños de todas las acciones de la sociedad deportiva y actuaron por libre, sin contar apenas con los gustos de los aficionados. Gustos caprichosos tantas veces, manejados incluso por la prensa especializada que se beneficia de los puntos positivos del club y perjudica a éste en tantas ocasiones por la crítica exacerbada… “La adhesión sentimental que el seguidor establece con un determinado club es una adhesión con respecto a una esfera propiamente inmaterial a la que se ama, a la que se rinde culto, a la que se venera” (…) “Un equipo de fútbol se inscribe, por utilizar la terminología de Morin, en una auténtica noosfera, en un registro imaginario, poblado de mitos, de símbolos de leyendas y de héroes que es el que realmente da cuenta del particular amor a un equipo. Incluso la idiosincrasia del estilo de juego, adquiriendo un aura mítica, fortalece esta noosfera futbolística característica de una comunidad”. Así pues, la entrega de un seguidor a un club es mas una adhesión a una entidad imaginaria que a una propiamente real. Un vínculo con una identidad imaginaria que, por otra parte, se transmitirá generacionalmente, “constituyendo incluso uno de los pilares basicos del proceso socializador de los individuos”.

Fui futbolista y entrenador de la Unión Deportiva Salamanca, muchos años; así como de equipos filiales donde colaboraba en la formación de nuevos valores futbolísticos con el afán superior de que llegasen el máximo de jugadores al primer equipo. Como entrenador, tuve la satisfacción de que más de doce futbolistas orientados en mi etapa llegaron al primer equipo de la Unión Deportiva Salamanca. Asimismo, padre de futbolista profesional formado en la cantera con más de 15 años de esfuerzos y total dedicación al club, aunque éste no le correspondió con un mínimo de lealtad, tanto por falta de cultura como por ausencia de un modelo de club volcado en la cantera… Sin embargo, mi adhesión incondicional al club venía de antaño, cuando tenía muy poca edad y mi padre me llevaba de niño al antiguo campo de “El Calvario”, una vez al año, cuando el club permitía la entrada gratuita en los denominados “Días del Socio”. De aquel acto promocional tan sencillo y trascendente para mí, conocí a los futbolistas de la época y disfruté tanto con ellos como en los días de “Reyes Magos” a lo largo de los años. Lógicamente, esos recuerdos me llevan a la figura paterna con la que compartí partidos que aún conservo en la retina, a la ilusión infantil insuperable, al ambiente futbolero sin igual de aquel vetusto campo, todo ello acompañado con la música pegadiza de los anuncios publicitarios de entonces, el olor a “Faria” y coñac Domecq, al entusiasmo desmesurado de una ciudad que vivía el hecho deportivo sin igual, a falta de otras motivaciones, acudiendo al campo y siendo espectador privilegiado de fútbol… La memoria histórica me permite tener presente aquellos partidos como en un vídeo real y el disfrute de jugadores para mí “eternos” como los Ares, Raba, Daucick, Maxi, Abilio, Eloy, Tony (Que fue mi entrenador en juveniles), Hernández (Con el que incluso llegué a jugar en el Béjar Industrial), Miguel, Viera...

Por tanto, la reflexión de Carretero Pasín es auténticamente real y me reconozco: “Al nacer en una determinada familia y en una determinada localidad se ingresa al niño en una “comunidad imaginaria” futbolistica, al modo en como se ingresa en una orden religiosa. El nino que viste por vez primera la indumentaria de los colores de un equipo está entrando a formar parte, de un modo ritual análogo al bautismo… Y como toda religión, el fútbol posee, también, sus ritos sacrificiales, en este caso concretizados en la destitución de entrenadores o presidentes, mediante los cuales la comunidad regenera la fuerza del vinculo comunitario. Por medio de ellos, la “comunidad imaginaria” futbolística, segun lo expuesto por Henri Hubert y Marcel Mauss en su análisis del sacrificio, se expía y se redime, refortaleciéndose, asi la naturaleza del sentimiento comunitario. De este modo, la amenaza de discordia se conjura, las diferencias intracomunitarias se mitigan, afianzándose el lazo societal. La efervescencia en un instante de una masa abierta, de un instante de descarga que se apodera de los seguidores de un club en el transcurso de un match y en donde los que pertenecen a ella quedan despojados de sus diferencias y se sienten como iguales contribuye, tambien, a que esta regeneracion se produzca”. Espectacular apreciación…

Ahora mismo reconozco la buena acogida en general de la figura de Zinedine Zidane mientras que al “vencido” Rafa Benitez se le ha tratado como un demonio con rabo y tridente. Pero ya lo hemos repetido muchas veces, si el entrenador gana le reconocemos artes mágicas, incluso si nos mandasen jurar que es rubio de ojos azules seríamos capaces de asegurarlo… Comenzó la segunda vuelta del Campeonato, en el Real Madrid cambiaron las motivaciones pero no la clasificación, la jornada del 23-24 de enero ganó el Barcelona; empató el Atlético de Madrid a un gol contra Sevilla; y el Real Madrid no superó al Betis en Sevilla, empatando a un gol. Las tendencias van a favor del Barcelona, sin duda. El Papa Francisco, aficionado de San Lorenzo, señaló nuevos pecados capitales, habiendo uno específico dedicado al fútbol: “Juzgar a los demás y no a uno mismo”. Y amplió conceptos: “Todos somos maestros, doctores en justificarnos a nosotros mismos. No he sido yo, no es culpa mía, sí, pero no era para tanto… No juzgueis y no sereis juzgados; no condeneis y no sereis condenados; perdonad y sereis perdonados…” Sigo observando que en prensa especializada madrileña se ejerce una crítica dañina y a destiempo de Rafa Benítez, aún lo siguen haciendo con Mourinho, pocos le perdonan… Y digo yo, ¿el fútbol es una religión para vengadores, infalibles e intolerantes…?

Salamanca, 26 de enero de 2016