El fútbol de "tiqui-taca" es algo así como los intermitentes de un vehículo.

18.02.2020 10:34 de MAROGAR .   ver lecturas

“Cuando el impulso de jugar repentinamente invade a un adulto, esto no significa recaída en la infancia. Por supuesto, jugar siempre supone una liberación. Al jugar los niños, rodeados de un mundo de gigantes, crean uno pequeño que es el adecuado para ellos”. (Walter Benjamin).

             Hace algo así como dos meses, reflexioné acerca del artículo del periodista Alvaro Roca que aseguró: “La muerte del tiqui-taca. El estilo que marcó una generación empieza a desaparecer” (…) “El tiqui-taca ya no está de moda, dicen. De hecho, parece estar experimentando una agonía a la que ya sólo se agarran sus radicales devotos. Un estilo que marcó una generación culminando su obra con el Mundial de Sudáfrica de España y con el mejor Barça de la historia parece llegar a su fin… El mundo del fútbol ha mutado de manera radical a lo largo de esta década después de la dictadura del tiqui-taca. La generación de jugadores que hicieron de este estilo una obra de arte se ha despedido del fútbol de primer nivel y sus sustitutos están muy lejos de aquellos bajitos que pusieron el mundo “patas arriba”. Pero era muy drástica la visión por cuanto el exceso de toque llamado “tiqui-taca” fue como una moda temporal que acabó fagocitándose. Sin embargo, que nadie se pase de acera porque, como reseñé recientemente y siempre lo pensé, el toque es un principio fundamental para el fútbol.

            Es tal la volatilidad de opiniones a este respecto que lo compararía con el intermitente de un vehículo (El chiste reza así: “Mira a ver si funcionan los intermitentes”. Y el estulto circunstancial decía: “Ahora sí, ahora no; ahora sí, ahora no…” Si queremos que sea más poético el ejemplo, haremos alusión a aquello de “Deshojar la margarita”.  Aquel juego del “Me quiere; no me quiere; me quiere, no me quiere…”, mientras iba arrancando los pétalos de la susodicha margarita. Sin duda, un juego para ingenuos. Al fin y al cabo, es un juego de especulaciones inútiles como si nos dedicásemos a mirar al cielo con los brazos abiertos a la espera de que las respuestas caigan contundentemente, después de nuestras preguntas. Desde luego, una cuestión queda clara y es que por las preguntas al aire no nos van a llegar las soluciones como si lloviera el maná. O sea, un lunes se dice que hay otro fútbol posible después del “tiqui-taca” y, el martes, nos machacan con los 1002 pases que dio el Barcelona de Setién para marcar un gol exclusivo y solitario. Hubo entusiastas, quizás propagandistas titulados, que insistían sobre la recuperación del viejo estilo Barça.

             “Alegan las matemáticas (LaGalerna.com) que los mismos factores suman siempre lo mismo, y Zidane probó a ver si el fútbol podría ser la excepción, insuflando al conjunto más solidaridad sin cambiar un solo elemento. Valdano comentaba durante el primer tiempo que el equipo le parecía en franco progreso, pues en varias fases tuvo al Valladolid encerrado, sin acceso al balón y concediendo una tras otra varias ocasiones de peligro; perro una decena de remates se ejecutaron mal – blandamente unos, sin convicción otros -, y con el paso de los minutos empezaron a concretar dos partidos: el bodrio soberano que discurría, y el partido subterráneo del Real consigo mismo”. (…) “El míster, un jugador excelso que supo exprimir los talentos de Cristiano y compañía hasta ganarlo todo, expuso de paso cómo castiga la presión mecánica del contrario con serenidad, bordando la salida de balón desde la defensa hacia la dinamita del ataque… “

            Comenté antes sobre el funcionamiento del intermitente de los vehículos; también sobre las consecuencias de “Deshojar la margarita” y las consecuencias de visibilizar el juego del fútbol de una manera dogmática. Allá por setiembre de 2008 (han transcurrido nada más y nada menos que 12 años) firmé un artículo acerca de “La falacia del tiqui-taca”: “Hace ya muchos años que los entrenadores enamorados del fútbol combinatorio aseguraban que cuando los jugadores se olvidaban de la portería contraria el fútbol se convertía en “tiqui-tiqui”. Porque el fútbol que busca la tenencia del balón para encontrar espacios y desmarques efectivos, que busca el gol, es la esencia de este juego. Lo demás, el toque insulso sin objetivos, un fútbol mentiroso de dominio de la pelota pero inocuo, fatuo, se transforma en “tiqui-taca”. Es decir, un fútbol insustancial” (…) “De pronto, como creando un eslogan de cara a la galería, se empezó a asociar el fútbol de toque con el término “tiqui-taca”.  A mí el término no me suena serio, no respeta la firmeza de este deporte, se utiliza con “cachondeo” y falta de respeto al fútbol, así que me niego a utilizar el término como el fundamento del buen fútbol. “Tiqui-taca”, curiosamente, ha coincidido con la aparición de “frikis”, personajes ficticios sin basamentos formales; también me suena a fútbol “chiquilicuatre” convertido en una "pachanga" sin objetivos, a un juego poco comprometido, a diversión sin demasiado sentido. Puestos a inventar palabras, me quedaría con aquella expresión de nuestra juventud que la usábamos cuando jugábamos nuestros partiditos de fútbol en la calle, con mucho toque y posesión, pero sin utilizar porterías siquiera. Decíamos aquello de “Tuya, mía, Federico García”, queriendo ligar el balón sin dejárselo tocar al contrario. El fútbol, siendo divertido siempre, es más serio que la idea de soportar expresiones de feria barata como el “tiqui-taca”. ¿Por qué no hablamos de fútbol con rigor y seriedad? Acabemos con esta falacia ya”.

            Pero va a ser difícil hacer abstracción del todo y las partes, del efecto y las causas, la tendencia siempre será subir a los cielos a las personas, a las ideas, o a los dogmas que triunfan en un momento determinado sin recapacitar que nunca una idea llegará a ser triunfadora por siempre. No obstante, siempre habrá gente dispuesta a salir a la calle en el momento del triunfo: “¡Hemos ganado, hemos ganado!”, haciéndose el camaleón en los momentos de pérdida. Definitivamente, la Liga española de la temporada 2019/20 está siendo más intermitente que estos últimos años por cuanto los primeros equipos no están ganando de manera sistemática, y están resurgiendo a su vez equipos que compiten de manera sólida durante muchos partidos. La gran cuestión es que, ni Barcelona, ni Real Madrid, batirán el récord de goles y puntos conseguidos en otras temporadas, pero permanece la eterna contradicción ya que dichos equipos se distancian en exceso. Y esos puntos no se van a conseguir “deshojando ninguna margarita”, ni siquiera aplicando la fórmula del “tiqui-taca” multiplicada por “n” potencias…

          Salamanca, 18. febrero. 2020.