"¡A ver... la defensa!
De niño, con los recuerdos de mi incipiente uso de razón, tuve nociones del “Mundial de Suiza-1954” en el que se exhibió la “WM”, o lo que es lo mismo, una formación en 1.3.2.2.3., donde los dos medios y los dos interiores constituían aquel “cuadrado mágico” que los húngaros habían inventado para asegurarse el dominio del medio campo construyendo su “fortín” defensivo. Sin embargo, fueron los alemanes los que ganaron el Campeonato por 3-2 a los húngaros en aquel llamado “Milagro de Berna”. Cuatro años más tarde, en el “Mundial Suecia-1958”, el dibujo al uso fue un 1.4.2.4., que perduró un cierto tiempo… Suecia, de local, perdió contra Brasil por un contundente resultado de 5-2 y con la figura emergente de Pelé. También me viene a la memoria que, jugando un partido en juveniles, el entrenador del momento en 1963 (Era un directivo que sustituía por enfermedad al entrenador titular) nos comentó la teoría del “cuadrado mágico”, ya en desuso por entonces, pero debía ostentar alguna idea “original” que justificase su presencia en nuestro vestuario, tratando de impresionarnos con sus conocimientos atrasados. Es cierto que la memoria histórica de los aficionados cuesta actualizarla, las ideas a veces se quedan colgadas de perchas antiguas.
También recuerdo en mis primeros años de futbolista profesional que, cuando en un partido se perdía el control del juego y se vislumbraba una mayor presencia del equipo contrario en contacto con el balón, a los pocos minutos surgían diversos gritos del graderío: “¡A ver, la media…!” Se referían, siempre, a los jugadores de medio campo, aunque no se supiera muy bien quienes formaban parte de “la media”, o sea, quizás los jugadores del “cuadrado mágico” de la “WM”, o los dos “medios” del 4.2.4, pero sin llegar a vislumbrar si algún defensa lateral se incorporaba al medio campo, o alguno de los delanteros como un extremo bajo, o algún interior… Como quiera que fuere, el grito sonaba intimidatorio para que alguien del equipo (“la media”) se involucrara en un mejor control del juego como si el equipo no tuviera responsabilidades; eso sí, se decía muchas veces a lo largo del partido al “estilo Gila”: “Alguien ha matado a alguien…” A ver si alguien se daba por aludido.
Ahora mismo, se puso de moda criticar al Real Madrid por “su mala defensa”. Y Ramos, Varane, Carvajal, Marcelo, Nacho, etc., han empezado a mirarse de reojo entre ellos y, como futbolistas modernos, consideran injusta la crítica porque el concepto “defensa” es una idea grupal que debe afectar a todo el equipo. Con una mentalidad antigua, la mayoría de aficionados y periodistas piensan en personas individuales. Situémonos en el baloncesto, cuando en este juego se grita “defensa”, “todos” los jugadores en bloque intentan neutralizar las acciones de los contrarios, intimidan, están próximos para entrar al quite, anticipando, “bajando el culo”. Cualquiera que está en el campo, si no tiene balón, debe obstaculizar cualquier acción del contrario. “Defender” es una misión global, colectiva, no sujeta a acciones individuales, exclusivamente. Los equipos en su conjunto deben estar formados y entrenados en el repliegue, presión, tipos de marcajes, coberturas, permutas, anticipaciones, interceptaciones, cargas, entradas… Pero, además, en el fútbol moderno se defiende con balón en la mayoría de las ocasiones sobre todo en los equipos más capacitados técnicamente. El concepto “defensa” no se resuelve tan solo con el marcaje individual, incluso no identifican con claridad los marcajes en zona o combinados. Incluso, lo más actualizado de los equipos más avanzados, es que “hay que atacar bien para defender mejor”. Los equipos que dominan bien el ataque posicional, cuando pierden la pelota, quedan normalmente muy bien posicionados para hacer presión grupal al equipo contrario y recuperar cuanto antes la pelota. Este tipo de evoluciones tácticas favorecen una mejor defensa de equipo, curiosamente los protagonistas defensivos suelen ser los delanteros o jugadores que llegaran al último cuarto del campo contrario.
Si nos remontásemos al antiguo “sistema piramidal” sería ofuscado decir que el culpable de la “mala defensa” sería “un defensor”, o dos, que por entonces se situaban como máximo en aquellos bloques de equipo. Lógicamente, con el tiempo se fueron incorporando mayor número de defensores, pero los conceptos defensivos grupales a su vez han evolucionado. Por supuesto, hoy no soportaríamos el juego de los años 1960/80 cuando se regateaba en solitario al resto de adversarios, y apenas se asociaba nadie en torno al balón, la combinación fue apareciendo de cuando en cuando… Y no creo que, por entonces, se gritara aquello de “¡A ver la media!”. De hecho, en aquellos años se solía jugar en 1.2.3.5., y fue evolucionando el juego del centro del campo, bien para la distribución sobre todo a los extremos “centradores” al delantero centro, como para la labor de contención o destrucción del juego contrario.
Curiosamente, fueron los húngaros lo que implantaron las permutas entre diversos jugadores de la alineación, una evidente muestra de polivalencia, y algo fundamental: Dotaron a los jugadores de funciones múltiples. O sea, hicieron evolucionar la atrasada idea de que los “atacantes” se limitaban a atacar; y los “defensas” se dedicaban a defender. La evolución de los sistemas tácticos y la mayor acumulación de hombres “defensivos” en la parte de atrás consiguió una mejora en la recepción de goles en propia portería. Pero, sin duda, en una mayor colaboración entre todos los futbolistas en las distintas misiones de equipo. La explosión, conceptual y práctica, quizás se produjera en 1974 con el “Fútbol pressing” de Rinus Michels, tanto en la Selección holandesa como en el Ajax holandés: Todos los jugadores tenían asignada la función de atacar y de defender en un fútbol de responsabilidad colectiva. Por descontado, dicha evolución dirigida a un fútbol más físico, más técnico y más inteligente en lo táctico…
Pero la evolución hacia el sistema 1.4.4.2., incorporó un centrocampista más, eso sí con escalonamientos distintos al “cuadrado mágico” de la “WM”, a distintos niveles las labores defensivas quedaron reforzadas, luego cada entrenador elegirá los perfiles de sus jugadores, más “defensivos” o más “ofensivos”. Por tanto, los dibujos han ido obedeciendo a líneas básicas en el pensamiento táctico: a). Mediante métodos defensivos que protejan su propia portería. b). Controlando un área amplia, sobre todo medio campo, intentando neutralizar al adversario y además crear jugadas de ataque. La lógica evolución, demostrada por los mejores equipos, siguió hacia el 1.3.5.2 por cuanto los contrarios suelen utilizar solo 2 delanteros. De esa manera, con un líbero y dos marcadores, esos equipos quieren resolver el balance defensivo y, además, potencian alguna posicione ofensiva de su equipo partiendo del medio campo. La tendencia se enfocó a la mejora de las líneas defensivas, al menos en balance numérico, salvo en el juego de tres defensas. Sin embargo, la actitud de juego en bloque y polivalencia funcional compensa “defensivamente” aquella reducción numérica. Con todo, podríamos concretar que, a mejor equipo, menor número de hombres en línea defensiva. O mayor utilización ofensiva de los defensas laterales, o de los medios volantes. Y mayor tenencia de pelota que protege al equipo de los atacantes contrarios que tendrán, a su vez, menor disponibilidad de balón. Quizás, los mejores equipos, se acercarán a la excelencia si defienden aportando presión inmediata al contrario a la pérdida de balón, cuando la mayoría de equipos repliegan intensivamente al medio campo para allí armarse tácticamente e iniciar la presión…
El Real Madrid no tiene por norma presionar a partir de la pérdida, sino que ejerce cierta presión individual, a veces a salto de mata, según qué partidos y en momentos aislados del partido. Es una carencia evidente del equipo. Lo mismo que se critican los permanentes devaneos atacantes de Marcelo y las facilidades prácticas en las que contribuye con el equipo contrario. Sin darnos cuenta que “atacar”, también, es una manera de “defender”. Sin embargo, el lateral izquierdo Jordi Alba del Barcelona es equiparable en su juego con el que practica Marcelo y los barcelonistas no sufren tantos goles por esa zona. Por tanto, deberá manejarse algún otro mecanismo táctico para compensar esos puntos débiles, si es que lo son, pero en todo caso no creo que la solución sea prohibir a Marcelo que vaya al ataque… Y éste es solo un ejemplo posible de otros muchos para encontrar soluciones globales, de bloque de equipo, que no individualmente. Me parece un atrevimiento asegurar que Marcelo es un mal defensa igual que podríamos señalar a otros del Real Madrid y de otros muchos equipos… ¿Es Alves un mal defensa porque ataca muchos? ¿Y Roberto Carlos; y Cafú; y Maldini; y Filipe Luis; y Héctor Bellerín; y Antonio Valencia; y Gayá…?
Salamanca, 10. Febrero. 2018.